“Estamos a tiempo”, se tituló el documento que los burócratas cegetistas leyeron en su acto del 2 de mayo en un club porteño. Aparte de apoyar a Massa candidato, pidieron reducir la jornada laboral y se quejaron del FMI y los bajos salarios. Con tal de lavarse la cara, esa cúpula traidora y privilegiada sólo hace alguna crítica pero sin ninguna consecuencia real. Se limitaron a proponer un “diálogo político y social” con el gobierno y los empresarios, pero no llaman a ninguna medida de fuerza ni por error.
Estamos en medio de un desbarranque económico, con niveles de salario bajísimos que están por debajo de la línea de pobreza. Es una situación pocas veces vivida. Es la primera vez en la historia de la Argentina que una parte mayoritaria de la clase obrera en relación de dependencia cobra menos que la canasta de pobreza, incluso cuando aún no se conocen los datos oficiales de abril.
La caída de los salarios no tiene límites y si los medimos en dólares pasamos de estar entre los más altos en Latinoamérica a estar entre los últimos, con apenas 177 dólares del salario mínimo. En cuanto a la precarización laboral y el pluriempleo, también aumentaron los indicadores que demuestran un empeoramiento de las condiciones laborales. En términos de participación de la clase obrera en el PBI, también estamos en números lejanos al pregonado fifty-fifty. Semejante situación debería ser respondida con un plan de lucha contra esta pauperización generalizada. Pero muy lejos de eso, la CGT y todo el resto de la burocracia sindical hacen la plancha a costa nuestra.
Lo último que hizo la CGT fue su documento vergonzoso, en donde alerta a la clase empresaria que puede haber una “descomposición social”. Temen que ante semejante deterioro de la situación puedan ser directamente desbordados y pasados por encima como ya lo han demostrado los choferes o los docentes de La Matanza.
Su documento también apoya el pago al FMI en un claro gesto a Massa, a quien pretendían llevar a su acto para “festejar” el 1° de Mayo, aunque el acto lo hicieron el 2… Pero éste no pudo ir, porque como está desesperado porque no le cierran las cuentas, viajó a Brasil a rascar la olla. Sin embargo, dejó una carta para los asistentes. Una verdadera cargada, ya que Massa es justamente uno de los principales responsables del ajuste a la clase trabajadora y se somete a los dictados económicos del FMI. No nos extraña, ya que esta misma CGT es la que se reúne con los inspectores yanquis que nos controlan cada tres meses y que a su vez le agradecen a la burocracia su papel de garante del negocio imperialista.
Por último, como mensaje central salieron a polarizar con Milei y Larreta llamando a apoyar la fórmula aún desconocida del peronismo. Hablan de la reducción de la jornada laboral, cuando por los bajos salarios ya la mayoría sobrepasa las 48 horas semanales de trabajo. Y hablan contra una mayor reforma laboral, cuando ya dejaron pasar varios capítulos de la precarización. En realidad, todos sabemos que para realmente lograr reducir la jornada y aumentar los salarios hay que impulsar paros y movilizaciones… Cosa que ni se les cruza por la cabeza.
Por su parte, la CTA-T que conduce Yasky está en la misma dinámica de pacto social y sostenimiento del gobierno. Son los mismos que cuando Macri estaba tambaleando le dieron aire con su famoso “Hay 2019” electoralero. Y así nos va. A su vez, la CTA-A dirigida por Cachorro Godoy no lanza más que fuegos de artificio estériles.
Es fundamental dejar de hacer la plancha y llamar realmente a un plan de lucha por la recuperación salarial y de las condiciones laborales. Habrá que exigirles que convoquen, pero sin ninguna confianza en ellos. Nos van a querer meter una reforma jubilatoria y una nueva reforma laboral, como ya anticipan varios candidatos patronales. Pero a Milei y todo el resto de la derecha no se los enfrenta de palabra: es necesario confrontarlos con los métodos de la clase obrera, o sea con lucha. Si paramos la producción, no duran ni dos minutos.
Como planteamos desde el Plenario del Sindicalismo Combativo y su programa, es necesario imponer otro rumbo para el país. Con un programa económico obrero para salir de las crisis recurrentes y forjar una verdadera independencia, basada en la realidad y no en discursos vacíos que de hecho terminan en entrega. Y como lo decimos desde ANCLA, nuestra Agrupación Nacional Clasista Antiburocrática, hay que fortalecer los procesos de nueva dirección sindical. Seguir el ejemplo de los desbordes a la burocracia y los sectores organizados que recuperan sindicatos y comisiones internas para defender los intereses presentes e históricos de la clase trabajadora.
Cuando la presión aumenta, más que nunca tenemos que impulsar instancias de debate y participación activa. Impulsar asambleas, votar nuevas comisiones internas, activistas por sectores, comisiones de lucha para prepararnos para lo que se viene y empujar desde abajo por imponer el paro general. Cada día se abren más espacios para esta perspectiva. Hay una gran oportunidad y también una responsabilidad impostergable.
¡Por un paro general y un plan de lucha para derrotar el ajuste!
¡Abajo la burocracia sindical! ¡Por una nueva dirección, combativa y democrática!