“Morales, basura, vos sos la dictadura”. Este fue el grito de los trabajadores y el pueblo jujeño que desde temprano a la mañana del 20 de junio retumbaba en las calles de San Salvador y diversos puntos de la provincia. Ese día, Gerardo Morales, gobernador radical de Juntos por el Cambio, encabezó la jura “express” de la nueva Constitución provincial aprobada en medio de una verdadera pueblada, violentamente reprimida. Se cerraba así una etapa del más potente proceso de movilización popular en muchos años en esta provincia del Noroeste: un verdadero provincialazo en curso que acorraló al poder político de la UCR y su pacto de gobernabilidad con el PJ local.
Escribe: Gloria Zambrano, docente y Convencional Constituyente por el MST-FIT Unidad
Las imágenes de la Legislatura vallada y el descomunal operativo policial, los gases, las balas, y el desafío de miles y miles a la represión de Morales que vio todo el país, no fue un hecho aislado en nuestra provincia. Durante 20 jornadas consecutivas, de punta a punta del territorio provincial, se fue librando un combate desigual pero sostenido contra un proyecto de legalización con “rango constitucional” de una matriz de provincia al servicio del saqueo de sus bienes comunes, de criminalización de la protesta y de conformación de un nuevo régimen político, profundamente autoritario. Cuando el 7 de mayo pasado se realizaron las elecciones provinciales y junto a ella la elección de los Convencionales Constituyentes encargados de reformar la Constitución de Jujuy, Morales anticipó la naturaleza de los cambios que pretendía provocar para garantizar la “paz social” y la “seguridad jurídica” para el “desarrollo jujeño”. El gobernador reelecto encabezó la boleta de convencionales del oficialismo, y por lo tanto la tarea pasó a ser parte de una estrategia de alcance nacional: mostrarse ante el gran capital nacional y transnacional como un garante de “mano firme” de los negocios burgueses en Jujuy. El triunfo de Morales fue contundente: logró 29 representantes a la Convención mientras que el PJ obtuvo 13 y el Frente de Izquierda Unidad, apareciendo como 3er espacio en ascenso obtuvo 6 constituyentes, una de las cuales me tocó ser a mí. Quedaban echadas así las cartas de una batalla que iba a tener a las calles como escenario principal.
El aval del peronismo para una farsa de Constituyente
La Asamblea o Convención para redactar una nueva Constitución tenía un plazo extensible a 90 días en total para sesionar. Por lo tanto, había un período de varias semanas para deliberar de cara al pueblo. Sin embargo, la farsa de Asamblea que se terminó construyendo se perfiló desde el primer momento: en la sesión inaugural el oficialismo logró imponer con apoyo del PJ, liderado por el empresario de medios, Rivarola, un funcionamiento que incluía la aprobación de cada artículo de la Constitución por mayoría simple. Así, el peronismo jujeño le daba cheque en blanco a Morales para hacer lo que quisiera. A partir de allí la puesta en escena y el fraude a la voluntad popular fueron protagonistas:
Reuniones de los convencionales divididos en comisiones y recibiendo a invitados que en general eran funcionarios del gobierno o representantes del poder económico provincial.
Se censuró la palabra a los convencionales del FIT-Unidad que denunciamos todo desde el primer momento.
Nunca el oficialismo presentó un proyecto de nueva Constitución, y durante 8 días las sesiones se desarrollaban en base a “supuestos” y presunciones.
Se cercenó la difusión pública de las sesiones y primó el intento de secretismo amparado por el acuerdo de JxC y el PJ. Un bochorno.
Por eso fue tan importante el rol que jugó el bloque de convencionales de izquierda: hicimos público lo que el oficialismo con el PJ quería encubrir y desnudamos la verdadera naturaleza de este engendro al servicio del lucro empresario y la represión. Convocamos a movilizar y resistir en las calles este atropello, y elegimos conscientemente estar donde teníamos que estar: en la trinchera de la creciente resistencia popular a este avasallamiento. Renunciamos a nuestros cargos de convencionales y nos retiramos de la Asamblea: no nos íbamos a prestar a ser el aval por izquierda a semejante barbaridad.
La nueva Constitución del saqueo y la mano dura
Al conocer finalmente los nudos de la nueva Constitución que pretendía aprobar Morales, quedó clara la estrategia, el propósito y la matriz de provincia a la que aspiraba: la legalización del saqueo, los negocios y la criminalización de la protesta:
Incluir con rango constitucional la Justicia Contravencional para prohibir la protesta y con ello criminalizar a los luchadores sociales, los opositores a su gobierno y a las comunidades originarias que defienden los bienes comunes.
Facilitar la concesión de territorio al capital privado para emprendimientos extractivistas, comprometiendo el agua, las tierras ancestrales de las comunidades y el conjunto de los bienes comunes, especialmente, el litio.
Eliminación de las elecciones de medio término e inclusión de una cláusula de gobernabilidad mediante la cual quién ganara las elecciones provinciales, automáticamente pasaba a quedarse con la mitad más uno de los legisladores, o sea, el control de la Legislatura.
Eliminación del Tribunal de Cuentas para evitar todo control sobre el uso de los recursos públicos.
Creación de un Consejo de la Magistratura para elegir los jueces con una conformación de 11 miembros: 3 elegidos por el Ejecutivo, 3 por el Legislativo (que con la cláusula de gobernabilidad estaría también controlada por el Ejecutivo) y con eso, una mayoría automático para colonizar legalmente la Justicia.
Todo este esquema le daba forma no a una Constitución, sino a una matriz social, económica y política de provincia que Morales, además, proyectaba nacionalizar como parte de su campaña electoral junto al aliado Larreta en el país y Lousteau en CABA. Hasta acá, los planes feudales del aspirante a “reyezuelo” radical.
Paso, paso, paso: se vino el Jujeñazo
Desde el MST y el FIT Unidad hicimos pública con fuerza toda esta farsa, estos objetivos y los términos del acuerdo entre Morales y el PJ. A medida que toda esa información llegaba al conjunto del pueblo jujeño, las protestas empezaron a escalar:
Las comunidades originarias empezaron a movilizarse y encabezar cortes de ruta.
La docencia provincial, con una nueva conducción del sindicato CEDEMS (el gremio docente de la provincia), entró en escena con todo, denunciando la miseria salarial de $ 35 mil pesos de básico, y en asamblea escalaron en paros y movilizaciones.
Más gremios empezaron a sumarse a las protestas que combinaron reclamos salariales con la indignación frente al proyecto constitucional del oficialismo.
La unidad de los sectores huelguistas del movimiento obrero, la determinación de las comunidades originarias, los movimientos sociales, la simpatía social que empezaba a consolidarse y el rol de la izquierda denunciando, confluyeron para terminar de explotar ante la respuesta represiva de Morales.
Para dar una señal de “autoridad” decretó sanciones a los huelguistas: la resolución N° 8464 multaba a todo aquel que interrumpiera el libre tránsito peatonal y/o vehicular, intimaba a retirarse y si no se lo denunciaba penalmente, inhabilitaba hasta 2 años a los empleados públicos que participaran en las protestas y amenazaba con cesantías incluso. Esta fue la gota que rebalsó el vaso y masificó las protestas en toda la provincia. La represión policial, las bravuconadas públicas e incluso el retiro de artículos de la nueva Constitución, no fueron suficientes para terminar con la movilización: así se llegó al 20 de junio, día previsto de apuro por Morales para “jurar” la nueva Constitución. Lo que ocurrió después fue visto por el país, pese al cerco mediático que finalmente logramos romper: represión salvaje, detenciones arbitrarias y un pueblo que dijo definitivamente basta.
La lucha sigue: que la CGT llame a paro nacional para el triunfo del Jujeñazo
La pueblada jujeña logró escalar provincial y nacionalmente, y forzó a las conducciones que ni en Jujuy ni menos nacionalmente querían jugarse en las calles por los reclamos de los trabajadores y las comunidades acá, en esta parte de la Argentina. Sin embargo, la fuerza surgida desde abajo provocó un viraje tal en la situación que Jujuy se encuentra en estado de rebelión permanente, más allá de ritmos desiguales en las protestas. Se convocó a paro provincial de estatales el 21 de junio, se forzó a un paro nacional de CTERA conducida por el kirchnerismo e incluso la CGT-Jujuy llamó a parar
48 hs. Las convocatorias y movilizaciones de apoyo en todo el país crecen, nuestro partido, el MST junto a otros sectores, estamos jugándonos todo para no darle respiro al “monarca” Morales. Es un hecho que el gobernador que hace pocas semanas ganó la elección con más del 50 % de los votos, estuvo contra las cuerdas y que todavía hoy no está claro el desenlace final de esta pelea. Con toda nuestra militancia en Jujuy, con nuestros parlamentarios electos, Leo Rivero diputado provincial, con Betina Rivero concejala en Palpalá, nosotros desde la Constituyente, más los referentes de nuestro partido en todo el país, como Cele Fierro y Alejandro Bodart movilizados en CABA una y otra vez, o Vilma Ripoll con Vanesa Gagliardi, Mónica Sulle y dirigentes nacionales del MST presentes en medio de la pueblada, estamos levantando una exigencia contundente: la CGT tiene que convocar a paro nacional hasta derrotar la reforma trucha de Morales. Ese es nuestro mensaje.