Lucha social, derecha política. A tono con las tendencias generales que muestra el mundo, en nuestro país sigue habiendo fuertes luchas gremiales y populares, es decir que existe una notoria polarización social, como lo marcan Jujuy o los paros docentes, pero a nivel político y electoral las expresiones mayoritarias hoy por hoy se vienen alineando hacia la derecha, incluida la ultraderecha.
Este corrimiento incluye a todo el arco de partidos y alianzas políticas que defienden el capitalismo, desde el conglomerado peronista gobernante hasta el macrismo en su conjunto y por supuesto el liberfacho Milei. Este último, por más que ahora el gran empresariado no lo considere un presidenciable serio, ha jugado el rol de traccionar más a derecha toda la agenda política.
Como los grandes medios de comunicación están en esa misma tónica, y por izquierda hay limitaciones, la mayor influencia sobre el electorado es por derecha. Y cuando decimos posiciones de derecha, nos referimos tanto al plano económico como al político y social.
Derecha en lo económico. Más allá del planteo de dolarización que sólo hace Milei, el tema de fondo en el que coinciden él y todos los demás candidatos patronales es en su completa sumisión al Fondo Monetario Internacional y sus programas de ajuste y extractivismo.
Cristina se jacta de haber pagado «taca taca». Alberto presentó una causa judicial contra el préstamo del FMI a Macri, pero lo garpa. Massa, fiel amigo de los yanquis, firma pago tras pago sin chistar. Grabois cacarea, pero es colectora del pagador Massa, y Juntos por el Cambio, cuyo jefe Macri nos enchufó una deuda trucha por 43.000 palos verdes, es otro felpudo del Fondo. Sólo la izquierda, coherentemene, rechaza seguir pagando esa estafa monumental y volcar esos millones a las necesidades cada vez más acuciantes del pueblo y del país.
Derecha es asimismo promover la entrega de nuestros bienes comunes, que en realidad de comunes no tienen nada porque están concesionados o directamente en manos de corporaciones privadas. Así como Morales entrega el litio en Jujuy, en Neuquén entregan el gas y en Chubut entregan el petróleo y la minería. Se entregan también la soja, la pesca, el agua, todo. Sólo la izquierda rechaza de plano el extractivismo, el saqueo y la contaminación, proponiendo otro modelo productivo al servicio de las mayorías y el cuidado ambiental.
Derecha en lo político-social. Los discursos, acciones y propuestas de los candidatos capitalistas también van a derecha en este plano. Con algunas diferencias sólo de estilo, tanto las variantes del pejotismo como las palomas y halcones del macrismo y obviamente los liberfachos compiten entre sí para ver quién es más mano dura. Por supuesto, en este país en donde crece la desigualdad social, no tienen mano dura contra los ricos, sino contra los pobres que sus propias políticas generan.
En su reforma constitucional, Morales prohíbe los cortes. Lousteau propone terminar con los piquetes y manteros. Larreta manda enjuiciar a trabajadores de la salud por marchar. El supuesto «progre» Kicillof hace campaña sobre los derechos, pero mantiene como su ministro al represor Berni. Cristina y su cuñada Alicia ordenan recaratular como intento de femicidio a los procesados por una protesta de estatales en Santa Cruz. Los descuentos salariales a docentes por días de paro y las causas penales contra dirigentes sindicales como punta de lanza contra el derecho de huelga. Y todo por el estilo. Es que para imponer las duras medidas de ajuste de hoy y de mañana, que empiezan por demonizar y ajustar a los piqueteros pero siguen por los trabajadores y sectores medios, necesitan endurecer la represión y criminalización de la protesta social.
Los discursos contra el feminismo y la diversidad LGBT, o contra las asambleas ambientalistas, son parte de esta misma ofensiva antiderechos. Sólo la izquierda defiende de verdad los derechos y libertades democráticas, esenciales para toda persona que necesite reclamar, ya sea por salario, por la rebaja a un plan social, por un corte de luz o ante un femicidio.
Apoyar a la izquierda que se planta. Por todas las razones que explicamos más arriba, todo laburante, estudiante, artista, profesional, jubilado, vecina o vecino que no quiera dejarse llevar por esta tendencia derechosa; toda persona que se considere verdaderamente progresista, puede ayudar en esta campaña electoral a poner un freno a tanta derecha. Está visto que para pararle la mano a la derecha no sirve una derecha similar pero de otro signo político, sino que al revés: se abren la puerta una a la otra, se retroalimentan porque comparten las mismas propuestas en defensa de los capitalistas y el FMI.
Invitamos en especial a tantos compañeros y compañeras que ayer pusieron su confianza y sus mejores expectativas en el kirchnerismo. Ayer tenían de ministro a Martín Guzmán, pero resulta que después terminó en el proyanqui Massa. Ayer tenían el Frente de Todos, pero ahora les salió Unión por la Patria. Y ayer nomás tenían de candidato a presidente a Wado, pero al otro día… ¡les salió de nuevo Massa! Entonces ya no da seguir tragando más sapos, que en realidad terminan siendo escuerzos. Les invitamos a apoyar a esta izquierda, una izquierda de lucha, plural y sin hegemonismos, que convoca a los luchadores y se planta firme frente a toda la derecha.