Grabois. De colectoras y recetas caducas

Spread the love

El cierre de listas de Unión por la Patria tuvo de todo. Negociaciones frenéticas, cambios impensados, presiones, traiciones y candidatos que dejaron de serlo. Cierre típico del PJ y peor aún. Ante el bajo peso electoral de la efímera fórmula Wado-Manzur, emergió como candidato de unidad Sergio Massa con aval de gobernadores, del resto del PJ, CFK, la burocracia cegetista y el FMI. Con la noticia de su designación, el círculo rojo mostró su satisfacción; ahora sí los principales candidatos son todos confiables y previsibles.

Escribe: Sergio García

Massa es un proyecto a derecha amigo de la Casa Blanca, no es novedad ni es el motivo de esta nota. Partimos de su candidatura para adentrarnos en un debate con otro sector de Unión por la Patria, el que encabeza el militante Juan Grabois. El referente del Frente Patria Grande había bajado su candidatura a presidente para apoyar a Wado de Pedro. Cuando este fue apartado y Massa bendecido, recolocó su candidatura a presidente y pidió que lo dejen ir a las PASO en Unión por la Patria.

Los jerarcas del PJ, CFK y el propio Massa avalaron el pedido de Grabois y dejaron correr su candidatura con la lista «Justa y Soberana». La decisión tiene un motivo evidente. Es tan grande el descontento con la designación de Massa como candidato, que en el peronismo prefiere tener por dentro a otro candidato que retenga los votos de desencantados de la base kirchnerista y progresista, antes de que se vayan al Frente de Izquierda. El triunfo de Massa frente a Grabois es inmodificable y será por muy alta diferencia. Que haya PASO en el peronismo no cambia un resultado que está cantado, pero sí deja tranquilo al futuro ganador.

Cada voto a Grabois termina sumando a Massa

«La verdad es revolucionaria» dice una vieja frase. Sucede que más allá de denuncias correctas que haga contra el PRO, contra corporaciones y contra el propio Massa, la lista de Grabois no representa ninguna salida. Es solo una barrera para contener descontentos. En los hechos, los votos que saque ofician de colectora de Massa, porque finalmente suman al que gane las PASO, que será precisamente el tigrense. Tan es así, que el propio Grabois anticipó en un programa de TV que «el que gana, gana; el que pierde, acompaña».

Tan evidente es que Massa ordena la interna y el futuro que Grabois y su vice Paula Abal Medina no tienen listas propias a diputados. En distritos claves como la provincia de Buenos Aires, integran a través de Natalia Zaracho de Patria Grande la misma lista de diputados de Massa junto a la cheta ajustadora Tolosa Paz e integra la lista del peronismo de CABA a través de Itai Hagman.

Como puede notarse, en presidente y diputados, la lista de Grabois termina atada al proyecto derechista de Massa, más allá de las honestas intenciones que la base militante de Grabois tenga o el deseo de trabajadores y jóvenes de ese espacio de hacer algo distinto. La política es realidad concreta y no intenciones, y precisamente lo único real en este caso es que las PASO de Unión por la Patria las ganará Massa. Grabois y su lista, más allá de lo que diga, termina sumando a la estrategia electoral massista.

A la vez, vemos a los candidatos a diputados de Patria Grande -que están en las listas del PJ- hablando contra el FMI. Sin embargo, no podemos olvidar que bajo el gobierno de Alberto Fernández esos mismos diputados dejaron avanzar el acuerdo con el FMI, corriéndose de la Comisión de Presupuesto y Hacienda para no obstaculizar el plan oficialista de acuerdo. Un acuerdo que ni siquiera rechazaron, porque se abstuvieron en la votación final. También votaron el presupuesto de ajuste del gobierno, entre otros favores al poder político y económico que Grabois dice querer condicionar, si saca muchos votos. Tener memoria también es una necesidad política.

Pelear desde adentro es perder desde adentro

«Nuestro caudal electoral condiciona al sistema político para que el futuro gobierno tenga una orientación nacional y popular». Con esta frase plagada de una certeza no demostrable en la realidad, el copy que acompaña un spot de Juan Grabois en sus redes sociales explica por qué es importante que su lista saque la mayor cantidad de votos.
En el mismo sentido y en declaraciones a la prensa, desde su espacio dicen que «el mayor caudal electoral con la fórmula Grabois-Abal Medina implicará una mayor capacidad de condicionar al sistema político para fortalecer las negociaciones a cara de perro con el FMI, recuperar los recursos naturales y apoyar a los pueblos que están sufriendo violaciones a derechos humanos».

Comprendemos que, ante la bronca con Massa, haya trabajadores y jóvenes que piensen en canalizar su descontento con el voto a Grabois. Sinceramente, los invitamos a pensar a fondo, a ver las experiencias recientes e históricas y a no comprar nuevas falacias.
El poder político central del PJ, amigo del círculo rojo y el FMI, decidió por Massa. Y si llega a ganar las elecciones dirigirá el país con una política económica y social de ajuste, entrega y sumisión al Fondo. Los pocos o no tan pocos votos que saque Grabois, no cambiarán en nada ese curso decidido. No hay ninguna posibilidad de que Massa y el PJ tengan «una orientación nacional y popular».

Como siempre hay que partir de la realidad, veamos un ejemplo reciente. CFK es un ala del peronismo que se dice crítica del acuerdo con el Fondo. Y con el peso político que tiene, mil veces superior al de Grabois, no evitó que Alberto Fernández avalara la estafa macrista y firmara un nuevo acuerdo que nos ata al FMI por años. Bajo este gobierno peronista creció la pobreza, la indigencia, la desigualdad social, se hizo imparable la inflación y cayeron los salarios, y Massa se acaba de volver a comprometer ante el FMI a seguir sus directivas. Si pasó todo esto con CFK de Vicepresidenta; ¿por qué creer que votar a Grabois va a modificar algo a futuro? Tal expectativa no resiste un análisis serio. Esa receta, irreal, caducó.

Además, brevemente, quiero hacer notar que desde los setenta se delinearon teorías y políticas para pelear desde adentro del PJ e intentar cambiar el rumbo. Con Perón vivo primero y sin Perón después, esa política fracasó una y otra vez. Siempre prevaleció el aparato del PJ en la toma de decisiones y en el camino a seguir. ¿Por qué? El Partido Justicialista es una estructura política verticalista, tradicional y garante del régimen burgués, más allá de oscilaciones políticas en cada etapa de su historia. No hay ninguna posibilidad de torcer su matriz de origen, ni de torcer el rumbo de un frente como Unión por la Patria que, aunque contenga diversos partidos y referentes, todos están obligados a aceptar la decisión final del PJ. Así acaba de suceder nuevamente, al enterarse la militancia de un momento a otro y por televisión, que el innombrable Massa es el candidato elegido a espaldas de todas y todos.

Para enfrentar a la derecha, está la izquierda

El debate no es menor. No se trata en sí mismo de Grabois, con quien tenemos importantes diferencias y también acuerdo en la denuncia contra el poder político, económico y mediático. Se trata de elegir bien cómo enfrentar a la derecha.  Años de diferentes gobiernos y de alternancia demostraron que no se puede enfrentar a la derecha con más derecha, ni se puede seguir con la fantasía de creer que desde adentro de frentes políticos capitalistas se van a lograr cambios positivos. No sucedió antes, no sucede ahora, no sucederá después. Es una verdad histórica que tendrá un nuevo capítulo cuando Massa siga llevando la agenda del FMI, sin importarle los votos que saque dentro de su frente la lista «Justa y Soberana».

 


Publicado

en

por

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *