El país es una olla a presión. Hay preocupación, mucha bronca y también debates de cuál es la salida. El hachazo a los ingresos populares que significó la devaluación se combinó con el cimbronazo político de las PASO y la extrema debilidad del gobierno, haciendo crecer el malhumor y los reclamos ,generando pavor en los de arriba. Los conatos de saqueo fueron una expresión del ambiente caldeado y un preaviso que remedó las crisis que derivaron en estallidos sociales. El fantasma del Argentinazo obligó al gobierno a lanzar un paquete de medidas que busca descomprimir y oxigenarlo para lograr un lugar en el balotaje.
El gobierno está en la lona. No ha logrado recuperarse de la paliza electoral. Y, lejos de tomar nota del malhumor social, descargó una tremenda devaluación que se sumó al ajuste, la pobreza y el recorte de los salarios que se venía soportando. Y ratificó, viaje a EE.UU. incluido, los acuerdos de coloniaje con el Fondo, la hipoteca de los ingresos populares y la garantía de ganancias para las corporaciones. En un día nos hacharon más de 22% en los salarios jubilaciones y planes sociales, la inflación y los precios de la canasta se disparan sin freno, como en las peores crisis de nuestra historia. En este marco, no solo se incrementan los reclamos de los movimientos sociales y de varios gremios, sino que se desencadenaron conatos de saqueos en varias localidades del país y del conurbano. Un alerta roja que, más allá de las falsas acusaciones hacia el movimiento piquetero y la izquierda para descargar responsabilidades, tiene una base material en la miseria popular. Mas allá de la criminalización lanzada por el gobierno de Massa, también por el tándem Berni y Kicillof, acompañados por Milei, Bullrich y demás voceros de la derecha, abriendo el paraguas y apelando al aparato represivo, no pueden ocultar que -más allá de toda teoría conspirativa-, todo es un claro reflejo del hartazgo social y político.
Doble castigo. Es el que recibieron en las PASO los que gobiernan hoy y gobernaron antes, los verdaderos saqueadores de los bolsillos e ingresos populares. Es el mismo proceso de descontento que motivó el castigo electoral a ambas coaliciones, del PJ-Unión por la Patria y de Juntos por el Cambio, con el reclamo básico de poder comer, en un marco de insatisfacción general y postergaciones por décadas. El fracaso de estas fuerzas, le abrieron la puerta a un personaje ultra reaccionario como Milei, al que debemos combatir y explicar las consecuencias que traería un eventual gobierno antiderechos y antipopular como el que propone. Al declarar una guerra con un ajustazo feroz, peor que el que exige el FMI, con privatizaciones, despidos masivos, reforma laboral y previsional, contra la salud y la educación pública. Por eso la salida, ante tanta derecha, es con más y mejor izquierda. En las calles y en las elecciones.
Con sabor a muy poco. “Te sacan 100 y de devuelven 10”. Así dijo nuestra compañera Celeste Fierro en un comunicado que cuestionaba las medidas anunciadas por el gobierno. No solo son insuficientes, no universales, por única vez y, en medio de tanta malaria, los trabajadores y los sectores más necesitados no tienen en claro todavía si los alcanza y cómo. Para los trabajadores ni siquiera una suma fija. Un bono en negro por única vez que ya las patronales salieron a cuestionar y a asegurar que no pueden pagar, pese a que el paquete de medidas incluye beneficios de todo tipo para las empresas. Y en el caso de los estatales sujeto a que provincias y municipios tengan a bien “adherirse” cuando ya muchos intendentes dijeron que “no tienen plata”. Se necesita un plan de emergencia, con medidas universales sacando la plata de lo que se afana el FMI y del bolsillo de los ricos. Exactamente al revés de lo que propone el gobierno.
Necesitamos un paro nacional y un plan de lucha. En esta situación se hace necesario impulsar todos los reclamos sociales porque así no se puede vivir más. Además, le exigimos a la CGT, las CTA y a todos los gremios la convocatoria a un paro o huelga general activa contra todo el plan de ajuste. Como decimos en la página 3, la dirigencia de las centrales y de los grandes sindicatos, vienen de una larga siesta apoyando al gobierno, sosteniendo sus medidas, aislando las luchas y enterrando toda posibilidad de paro nacional. Ni siquiera hubo acciones callejeras de circunstancia. En los conflictos y hasta rebeliones que estallaron en provincias como Jujuy o Salta, o bien se alinearon con el poder político o no se pusieron al servicio de coordinar o fortalecer luchas que surgieron autoconvocadas o con direcciones combativas al frente.
No podemos depositar confianza en que la burocracia que apoya a Massa lo haga, igualmente tenemos que impulsar las luchas por abajo y coordinarlas. Los reclamos se van a incrementar y debemos darle todo el apoyo, como ya se plantea en la docencia combativa y multicolor que, además de exigir el paro nacional, impulsan una jornada de lucha para el miércoles 6 de septiembre, a coordinar con otros sectores. Ese día puede ser una gran oportunidad para que confluyan en la calle reclamos obreros y populares de todo tipo, generando una gran acción que golpee fuerte el plan del Fondo y del gobierno. El Plenario del Sindicalismo Combativo tiene que reunirse y generar iniciativas para dar un canal a todo el activismo antiburocrático que empuja los conflictos frente a la inacción de la vieja dirigencia.
Ajusta a los ricos y al FMI. Tenemos que frenar todo este ataque a derechos sociales y los planes reaccionarios que vienen, e imponer una salida con nuestra lucha, una salida que es política y de fondo para otro modelo de país opuesto al de los políticos de siempre, partidos tradicionales y a los nuevos personajes antiderechos. Para eso hay que cambiar todo y la izquierda tiene que jugar un rol activo para intentarlo. Tenemos un programa que desarrollamos en este periódico. Para que la crisis no la paguemos los de abajo con devaluaciones inflación y ajuste, sino el Fondo y las corporaciones que son los que generaron esta situación de extrema desigualdad, miseria y hartazgo.
Así no va más. Que se vayan todos y el pueblo decida. Lo que estamos presenciando no es un reclamo parcial, ni una lucha social específica. Es la crisis de un gobierno y de todo un régimen político que cada día que pasa con el plan económico que aplican, y el que prometen aplicar los Milei o Bullrich, encaminan al país a una crisis todavía mayor, donde, de aplicarse sus programas, millones de familias trabajadoras vivirán peor. Todos ellos son responsables de lo que está pasando y por eso deberían irse. Massa nos gobierna y ajusta y nada hace prever que vaya a cambiar si es gobierno. Y menos soluciones habrá en unas elecciones de octubre donde algún otro personaje nefasto como Milei pudiera ganar. Porque el problema de fondo es que de este proceso electoral no vendrán las soluciones para el publo trabajador. Por eso desde el MST en el Frente de Izquierda proponemos por un lado profundizar la lucha en las calles todo lo que se pueda, porque en el fondo, la única solución para cambiar esta situación terrible es hacer un nuevo argentinazo donde la clase obrera, el pueblo y la juventud pongan las cosas en su lugar.
Además, si todo está en crisis, cada vez peor y las decisiones las toma el Fondo, hay que romper ya con ese organismo de rapiña y generar un proceso democrático para que sea el pueblo el que decida sobre todos los grandes problemas económicos y sociales. Como una Asamblea Constituyente libre y soberana donde se debata todo con poder de decisión para cambiar y dar vuelta toda la situación a favor de las mayorías obreras y populares.
Fortalecer y postular al Frente de Izquierda. Ante toda esta crisis sistémica y en desarrollo, es clave que el Frente de Izquierda Unidad aparezca con fuerza y como alternativa real para millones. Para ello no se puede estar centrando solamente en participar de la campaña electoral. Como lo planteamos en las PASO necesitamos que el Frente se juegue a ser un canal para empujar la movilización y responder a la crisis. Para ello proponemos que convoque a un nuevo y masivo Plenario de la Izquierda, por ejemplo en Plaza de Mayo, para debatir y decidir entre miles de militantes y simpatizantes qué hacer ante esta crisis. Darle protagonismo y poder de decisión a miles de trabajadores y jóvenes es la tarea fundamental de la hora. La izquierda anticapitalista y socialista debe estar a la altura de las circunstancias. Desplegando toda nuestra fuerza política y social y nuestra salida para impulsar la pelea por los cambios de fondo que se necesitan.