Desde hace décadas que los capitalistas argentinos se vienen quejando de la gran presión tributaria-impositiva que tienen. Sostienen que son los capitalistas que más pagan impuestos en la región y de los mayores del mundo. Que tienen 148 o más impuestos que pagar entre nacionales, provinciales y municipales y que esto es lo que hace que no sean competitivos a nivel mundial, que no puedan exportar, etc. Como toda verdad a medias, todo esto es una gran mentira. Es real que la estructura tributaria argentina es compleja reflejando un camino de crisis en crisis. También es verdad que se pagan entre 148 y 161 impuestos contando todas las jurisdicciones. Ahora bien, es completamente falso que los capitalistas autóctonos sean los que más pagan en el mundo, mucho menos que por ello sean menos competitivos. Veamos algunos datos serios.
Para empezar digamos que nuestro país, con sus 148 impuestos, recién está en el lugar N° 13 del ranking de la OCDE 2022 de lo que aportan las empresas al PBI con el 29,1% mientras que países como Francia (46,7%) Alemania (42,2%), España (38,8%), Reino Unido (33,5%) o Italia (43,5%) y hasta el propio EEUU -tan grato a Milei- y China están por encima nuestro. Además estos países tienen una competitividad empresaria muy superior a la nuestra. De esto se puede inferir rápidamente que el pago de impuestos por parte de las empresas al Estado Nacional, no sólo es relativamente baja en nuestro país, sino que además no tiene relación directa con la competitividad y productividad de las mismas (sino con un sinnúmero de factores que están por fuera del alcance de esta nota).
Segundo aspecto, tampoco es cierto que con sus «impuestos a las ganancias» sean los que más aportan al PBI (menos si de grandes empresas estamos hablando, ya que la mayor parte la aportan las empresas menores). Si bien hay como dicen cerca de 148 impuestos, el 83% del ingreso está concentrado en alrededor de 9 impuestos, del cual el principal es el IVA (el más regresivo de los impuestos ya que lo paga por igual la gran corporación como el desocupado en cada compra) siendo el 7% de PBI, segundo viene Ganancias con el 5,7% (pero recordar que de esto hasta hoy, con la cuarta categoría vigente, el 2,5% lo pagan los trabajadores), y el de Ingresos Brutos (4% del PIB que lo pagan la mayor parte las PYMEs y hasta los monotributistas menores). También son importantes los ingresos de la seguridad social (de la cual nuevamente los capitalistas solo pagan el 3% mientras que los trabajadores pagamos el 2,1%). Y todo esto sin nombrar los pagos de impuestos que hacemos los millones de argentinos al pagar la luz, el gas, el transporte, la nafta, entre otros. De modo que si de verdad quisiéramos discriminar lo que pagan los empresarios nos quedaríamos en que ellos no terminarían pagando ni siquiera el 20% de los impuestos tal como dice la OCDE, mientras que los 46 millones restantes sostenemos el 80% del gasto.
Por último, para no extendernos más, digamos que en la práctica los ricos casi no tributan. Ya que según un estudio aparecido en EEUU, los capitalistas no pagan ni por la mitad de lo que realmente ganan. En él se señala que del movimiento total económico que no tributa impuestos el 35% viene de actividades delictivas (tráfico de drogas, armas y personas), pero la mayor parte de la evasión (62%) nace del comercio fraudulento entre empresas y bancos. Y esto no sólo es en nuestro alicaído país, es una constante en el mundo capitalista actual. Es decir que los capitalistas evaden el grueso de lo que ganan, ya sea por maniobras de subfacturación, lavado, fuga a paraísos fiscales (Argentina está entre las 3 naciones con más empresas en paraísos fiscales, un escándalo) o directamente recibiendo subsidios. Mal que le pese a Milei, sólo el 3% de la evasión de impuestos es por parte de la casta política, de modo que con su eslogan de sacar la plata de ella no solucionaría prácticamente nada, lo que sucede es que Milei no se atreve a tocar a la verdadera y podrida casta de este país y el mundo que son sus protegidos, los grandes empresarios y corporaciones.
La reforma que proponemos
Digamos que tenemos un acuerdo con el resto de los analistas económicos en que la estructura impositiva argentina es un desastre y hay que cambiarla, pero por completo, eso sí. Nosotros opinamos que no se arregla creando uno que otro impuesto coyuntural como el del cheque (que vino para quedarse), menos aún el impuesto al sueldo (al que proponemos derogar por completo, como decimos en el otro artículo de esta página).
Desde el MST en el FIT-Unidad proponemos una verdadera Reforma Tributaria, simplificadamente que tenga como eje que paguen más los que más tienen, así de simple, con impuestos progresivos y altos a las grandes ganancias y fortunas.
Que también grave la renta financiera especulativa (adiós al festival de bonos, dólares financieros, etc.) para acabar con la especulación y la falta de inversión productiva (uno de los principales problemas de la baja productividad y competitividad empresarial argentina).
Una reforma que incluya también impuestos progresivos a las propiedades ociosas o desocupadas (hay miles de ejemplos de edificios enteros con cientos de departamentos a nombre de un solo dueño o propietario que hoy pagan los mismos impuestos que el que tiene un departamentito extra). Así se acabaría con el déficit de alquileres y habitacional general.
Un impuesto progresivo a la renta de la tierra, es impensado que el metro cuadrado de las tierras más fértiles del mundo (la pampa húmeda Argentina) paguen 10 veces menos y a veces mucho menos que un departamento en Villa Soldati. Es por esa razón que cientos de capitales del mundo vienen a invertir en nuestra tierra porque pagan infinitamente menos por la tierra que en Europa o los EEUU.
Obviamente a esta reforma hay que acompañarla con la nacionalización de la banca y el comercio exterior, para evitar la fuga de capitales y las maniobras de evasión que, como vimos justifican el 62% de la pérdida de ingresos que reciben los estados y que deben justificar también los más de 350 mil millones de dólares que se calcula que tienen los capitalistas argentinos en bienes en el exterior. Esos mismos capitalistas que se quejan que pagan mucho de impuesto.
Por último, no queremos dejar de señalar, aunque no sea el objeto de esta nota, que la principal fuga o desangre que nosotros evitaríamos es el pago de la fraudulenta deuda externa, por lo que a las medidas de reforma tributaria expuesta agregaríamos la suspensión de todo pago de interés y capital de la deuda externa.