Escribe: César Latorre
Es lógico que ante la inminencia y el crecimiento de la derecha protofascista de Milei se genere una presión donde la tarea central que aparace como prioritaria es evitar que ésta llegue al gobierno sea como sea. Desde los sectores K, e incluso algunos que se reivindican de izquierda, se estimula esta falsa alternativa encaminada con el voto hacia Massa que sería un mal menor. Desde nuestra óptica se trata de una posición equivocada.
Porque le da sobrevida a un PJ que está en la lona y que es el principal responsable del surgimiento del engendro Milei y no abona a fortalecer una alternativa de cambio real a favor de los trabajadores como la que planteamos desde el FIT Unidad.
No se puede vivir de doble discurso
Luego del Argentinazo de 2001, al no surgir una alternativa de izquierda con peso de masas, el PJ se recicló de la mano del kirchnerismo vistiendo ropas de centroizquierda y aprovechando un viento de cola económico y un contexto latinoamericano con los «progresismos» en ascenso. Por esta vía encontró el viejo partido una veta sobre la cual articular un supuesto nuevo proyecto. Sin embargo, la coalición con rostro de centroizquierda que tuvo como representantes a los Kirchner pasó a la historia y mostró no solo su fracaso, sino también su verdadera cara: un giro cada día más a la derecha que ha terminado dejando al frente de la coalición a un Massa, administrando niveles de pobreza e indigencia récord. A esto se suma una mayor sumisión de la burocracia sindical al estado facilitando una inédita situación de una franja en la pobreza pese a tener trabajo registrado.
Este giro a la derecha de la coalición gobernante y el fracaso rotundo en mejorar la situación de la clase trabajadora y el pueblo pulverizó las expectativas de la población. De prometer la heladera llena, la vuelta al asado y denunciar que la plata de la deuda externa la habían fugado los amigos de Macri pasaron a aplicar un ajuste profundizado por la decisión política de mantenerse fieles a los mandatos del imperialismo yanquee, pagando la deuda externa «taca taca».
También es importante señalar que la crítica discursiva al tiempo que se firmaba el pacto con el FMI tuvo su correlato local al favorecer a los sectores concentrados de la economía, lo cual también erosionó su base política. Los retrocesos en Vicentín, el respeto a los privilegios de los formadores de precios, las corporaciones y los ricos, más los hechos de corrupción que rodean al gobierno y nunca fueron investigados, fueron la base objetiva de la bronca por abajo contra la casta política que ya gobernó y la burocracia cómplice.
Este desgaste político, la situación de deterioro de la sociedad con cada vez más pobreza, más empleo precario y un círculo de desaliento del cual no se logra salir es lo que ha permitido el surgimiento de una derecha que capitaliza el descontento y se constituye como una alternativa.
Un concepto a desterrar: el mal menor
Como dice el viejo proverbio: «muchas veces se encuentra el propio destino en el sendero que se elige para evitarlo». No se puede enfrentar a la derecha protofascista con quienes le allanaron el camino para su surgimiento. El PJ ya lo había hecho con el macrismo en la CABA, ya que al no enfrentarlo y votarle la mayoría de la leyes permitió que se fortaleciera hasta ser una opción de poder. Ahora la historia se repite, pero con un personaje más siniestro. No de la misma manera, pero sí en el mismo sentido: les armaron hasta las listas.
La polarización que se está fomentando para intentar sostener la sobrevida de un proyecto político caduco en donde supuestamente Massa y el PJ serían útiles para enfrentar a Milei, es un cuento chino. Ni Massa ni el PJ van a enfrentar a la ultraderecha. Un anticipo de esto lo vimos con el acto de la negacionista Villaruel en la legislatura porteña en donde, salvo algunas delegaciones sindicales y de DDHH, ni siquiera convocaron a movilizar junto a la izquierda y dejaron correr el acto como si nada. O como Barrionuevo que hizo punta entre la vieja dirigencia sindical y fue presto a brindarle apoyo a Milei para intentar quedar ubicado en un posible nuevo escenario nacional.
Cómo enfrentar a la derecha
El único sector que estuvo en las calles, enfrentando el ajuste de Juntos por el Cambio y su continuidad con el Frente de Todos/Unión por la Patria fue la izquierda junto al activismo obrero, popular y juvenil. Este es un hecho inocultable. Mientras Daer (fiel ladero del gobierno) se reunía con Macri para acordar la reforma laboral, la izquierda fue la vanguardia junto al sindicalismo combativo de los enfrentamientos en Plaza Congreso cuando se trataron los proyectos de reforma jubilatoria como anticipo de la reforma laboral. Derrotando el intento del macrismo de habilitar a las fuerzas militares como represión interna, frenando su proyecto patronal y marcando el inicio de la debacle de su gobierno. En esos hechos la izquierda estuvo al frente. Y el PJ trabajó arduamente para negociar una salida electoral, despejando las calles.
No queremos que la historia se repita. La coalición gobernante siempre termina funcional a la derecha. El acto en la legislatura porteña es una muestra de lo que decimos. La ultraderecha instalando e institucionalizando el negacionismo, el macrismo garantizándole la seguridad, el kirchnerismo criticando pero sin movilizar contra Villarruel y la izquierda con sus diputados enfrentando la acción de la ultraderecha, denunciando y reclamando.
El llamado a la «unidad nacional» de Massa a Morales, el represor y ajustador de Jujuy, es la muestra más evidente de la verdaderas intenciones del ministro-candidato.
El Frente de Izquierda Unidad es la verdadera y consecuente alternativa contra la derecha y la ultraderecha. Por eso en estas elecciones, en donde además se votan legisladores, si querés pararles la mano, la opción «útil» es la izquierda que pone su fuerza y su programa al servicio de enfrentarlos.