El Villazo fue una gran huelga metalúrgica en Villa Constitución, Santa Fe, en 1975 que terminó reprimida por la policía y la Triple A.
El 13 se inicia el juicio, que entre otras figuras acompañará nuestra dirigente y diputada porteña Cele Fierro. Reproducimos el comunicado de la comisión que impulsa el juicio y una nota histórica de nuestro compañero «Pacho» Juárez a 40 años del Villazo,
que participó en él y es uno de los querellantes.
Escribe: Oscar «Pacho» Juárez, del Comité de Lucha de la huelga, militante del PST y hoy del MST.
El lunes 13 de noviembre a las 9 hs de la mañana tendrá inicio, en los Tribunales Federales de Rosario, el juzgamiento por delitos de lesa humanidad cometidos en 1975 en Villa Constitución.
Cabe destacar que el genocidio perpetrado contra la Lista Marrón y toda la clase trabajadora de Villa fue coordinado desde el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, su ministro Rocamora y la Triple A de López Rega, pero contó con la complicidad de Acindar, con su director José Alfredo Martínez de Hoz a la cabeza; la UOM Nacional, comandada por Lorenzo Miguel, miembros de la sociedad civil y diversas fuerzas públicas, que formaron parte de la represión y el asesinato sistematizado.
Este proceso judicial representa un hecho histórico para la ciudad y el país, puesto que se instala como una oportunidad de reparación fundamental en el camino de Memoria, Verdad y Justicia, trascendiendo el período comprendido por la última dictadura militar y colocando a los hechos represivos sobre el Villazo como el inicio del terrorismo de Estado en Argentina, luego profundizado por el gobierno de facto.
Invitamos a todas las fuerzas vivas de la ciudad, la zona y el país, así como a todo organismo internacional de derechos humanos, a formar parte de este momento clave de la historia acompañando a los sobrevivientes, al cuerpo de abogados querellantes, familiares, sindicatos, organizaciones y sociedad civil en general en este juicio histórico por el Villazo.
Villa Constitución: la histórica huelga de 60 días
El país entero se conmovió con la huelga de Villa. En 1975 Argentina estaba envuelta en una terrible ola fascista. La Triple A avanzaba asesinando militantes políticos y sindicales, y desde el Estado nacional había una embestida «legal» para frenar las numerosas luchas obreras. La represión tenía una gran cobertura con la «ley antisubversiva» votada el año anterior por el Frejuli(1) y la UCR de Balbín. La resistencia enfrentó a la burocracia, al gobierno y su aparato represor, que transformó a Villa en la prueba piloto de la represión y del golpe militar que vendría.
La huelga, la represión, los compañeros…
Los acontecimientos políticos en el país se sucedían a gran velocidad, las bandas fascistas de la Triple A asesinaron a nuestros compañeros del PST en sendas matanzas en Pacheco y La Plata, y comienzan a golpear con fuerza y saña todo lo que oliera a clasismo. Como dijo el diputado del peronismo combativo Rodolfo Ortega Peña en el acto de repudio a la Masacre de Pacheco: «La responsabilidad política por estos asesinatos tiene nombre y apellido: Juan Domingo Perón». El «Viejo» muere el 1º de julio y con la asunción de Isabel y López Rega se intensifica una ofensiva fascista que va a jugarse en Villa todas las cartas contra la victoriosa Lista Marrón que tres meses antes asumiría la conducción de la seccional.
Con el falso argumento del complot guerrillero en el cordón industrial y sostenido en la «ley antisubversiva» votada por el peronismo y el radicalismo, en la madrugada del 20 de marzo de 1975 desembarcaron cientos de autos de la Triple A de la JSP (brazo armado de la burocracia sindical), apoyados por divisiones especiales de las policías provinciales de Santa Fe y de Buenos Aires. La crónica de esos días cuenta que fueron detenidos en todo este cordón industrial y en Villa en especial, unos 150 compañeros, incluida la Comisión Directiva de la UOM Lista Marrón, casi todas las comisiones internas y cuerpos de delegados de las fábricas.
Comienzan así las tomas de fábricas y las asambleas a lo largo de cinco días que serían el prólogo de la huelga larga de 60 días de 1975 que estamos homenajeando.
«Dos colosos se enfrentan». De un lado el Estado con sus asesinos a sueldo y sus políticos serviles. Del otro, la Marrón, el Villazo del 74, el plenario clasista de Riberas del Paraná, los compañeros presos, la militancia de las organizaciones de la época y el heroico pueblo de Villa Constitución y aledaños; en resumen, las nuevas direcciones obreras antiburocráticas y clasistas que luchaban por un presente y un futuro de liberación para nuestra clase.
Las asambleas votan la huelga larga
Mientras los trabajadores ocupábamos las fábricas, éstas estaban acordonadas por los policías y nadie podía entrar. La Triple A amedrentaba a los familiares, entraban en los domicilios de los compañeros a saquearlos, y el odio popular crecía y nos reclamaba a los obreros para que nos uniéramos venciendo el cerco represivo. Fue así que las asambleas de Acindar, Metcon y Marathon votan por unanimidad desalojar las fábricas. Se generó una gran movilización de los obreros junto al pueblo que nos esperaba en la ruta ante la impavidez de los represores.
Fueron dos meses de duros enfrentamientos en los barrios, la represión seguía secuestrando y asesinando. El comité de huelga organizaba la resistencia con delegados en los barrios, con fondos de huelga, boletines de huelga, piquetes de autodefensa, asambleas relámpago en distintos barrios y pueblos aledaños, paros regionales, con la adhesión de comerciantes y trabajadores de otras industrias. El 22 de abril de 1975 hubo una gran movilización que enfrentó a la represión, en donde cayó asesinado el compañero García y tuvimos varios compañeros heridos y más detenidos.
Dimos todo
La represión no paraba y el hambre asolaba a los trabajadores y sus familias. Llevábamos cinco quincenas sin cobrar y los camiones que nos traían víveres en solidaridad desde otras partes del país eran interceptados en las rutas. Los sitios donde almacenábamos alimentos eran volados por bombas de los fachos. A la vez, las patronales mandaban miles de telegramas intimidándonos con el despido y por otra parte alentaban el carneraje. Pero había que seguir. Con todo adverso los trabajadores sus mujeres, sus hijos, los comerciantes y el pueblo todo demostraron un coraje y una valentía que los envolvió con dignidad por siempre.
La última asamblea
El Comité de Lucha y los delegados en los barrios peleábamos contra el desgaste y decidimos llamar a una asamblea para el 17 de mayo en la cancha de fútbol del club Riberas del Paraná. La hacemos en medio de un fuerte despliegue represivo: el día anterior la guerrilla había matado al gerente de relaciones industriales de Metcon, Martín Larzábal. Para entrar a la asamblea había que mostrar a la policía el carnet de afiliado a la UOM, que ellos cotejaban con el padrón sindical (ese era el requisito para que nos dieran el permiso). Había tres propuestas: levantar la huelga en ese momento, continuarla por tiempo indefinido, o la que se votó, que era la que propuso Pepe Kalauz, integrante del Comité de Lucha y del PST, que planteaba prolongarla por 10 días más agotando las pocas instancias de negociación que nos quedaban.
En este apretado relato rendimos homenaje a todos los que directamente o con su apoyo desde lejos participaron en la huelga, escribiendo esta página heroica en la historia de nuestra clase. Un homenaje a nuestros más de 70 compañeros asesinados durante y después de la huelga, y durante el golpe de Estado, a quienes recordaremos cada día.