La sublevación suni en Irak, acaudillada por el EIIL1, una milicia yihadista que busca unificar Irak y Siria para crear un país independiente, gobernado por el Islam, acaba de tomar Mosul, la segunda ciudad irakí. Ahora amenazan conquistar Bagdad, la capital, amenazando al gobierno del primer ministro chiita Nuri Al Maliki y a todo el régimen montado por EE.UU. para proteger sus intereses tras su retirada militar hace dos años.
Cuando las tropas yanquis salieron de Irak, ya que no podían mantener la ocupación iniciada en 2003, pactaron la retirada con la burguesía iraní. El acuerdo lo encabezó el sector chiita (ligado a Irán) e incluía a los sunitas (que habían sostenido al régimen de Sadam Hussein) y la minoría kurda2. Para esa estrategia armaron un ejército irakí de miles de efectivos bien armados.
En un país donde la invasión destruyó gran parte de su infraestructura (el desempleo ronda el 60%), aparte de las petroleras, las principales fuentes de empleo son el sector público y el aparato represivo del Estado. El gobierno de Al Maliki, funcional al saqueo de las multinacionales petroleras, marginó por completo a los sunitas -negándoles todo acceso al empleo público- y también a los kurdos. Irak es parte de una región que concentra dos tercios de las reservas petroleras del mundo y donde la mayoría de su población sufre grave pobreza.
La «primavera» irakí
El avance del EIIL ha sido arrollador. El derrumbe de las fuerzas irakíes, muy superiores en número, que huyeron del campo de combate o se pasaron a la milicia hasta con armamento pesado, no se debe a que el EIIL esté mejor entrenado, tenga mística religiosa o haya mercenarios en sus filas. Detrás de esta fracción islámica, nacida como un ala de Al Qaeda y que hoy se opone al gobierno del dictador sirio Al Assad, se cuela una genuina insurrección contra el gobierno de Bagdad. Su base esencial es el pueblo sunita, pero lejos de dividirse por temas religiosos seguramente nuclea a muchos sectores hartos del régimen gobernante.
Toda la estrategia yanqui en la región está en el aire. Obama sólo envió 300 efectivos para proteger su embajada y promete «drones» de combate: ni un soldado más. Su Secretario de Estado John Kerry fue a Medio Oriente y a Europa con la misión de reemplazar a su aliado Maliki antes de que sea tarde y armar una negociación que incluye al gobierno iraní, buscando integrar a los distintos sectores burgueses para frenar al EIIL. Además le adelantó más de 500 millones de dólares al gobierno militar de Egipto intentando tejer acuerdos en una región donde el imperialismo está en franca retirada a raíz de las sucesivas oleadas de la Primavera Árabe.
El enemigo es el régimen proyanqui de Al Maliki
Algunos sectores progresistas y de izquierda no comprenden o tienen posturas ambiguas ante lo que sucede en Irak. Se basan en las contradicciones de la dirección de la milicia del EIIL que encabeza la ofensiva, ya que en su origen en la pelea contra el régimen sirio tuvo apoyo de Turquía y Arabia Saudita. El EIIL tiene métodos sanguinarios3 y un fanatismo religioso que rechazamos, y en muchos casos sus acciones provocaron el repudio de poblaciones que al inicio los apoyaban.
No obstante, la propaganda imperialista exageró algunos de estos aspectos para reivindicar los tramposos planes «democráticos» del imperialismo y sus sucesores locales, que sometieron a sangre y fuego a todos los que se le han opuesto. Pero una milicia de 5 a 10.000 efectivos no podría haber tomado gran parte del territorio iraquí y hacer humo la frontera con Siria que controla si no estuviera acompañada por un enorme levantamiento popular contra el plan de hambre y entrega del actual régimen que gobierna Irak.
Por eso la primera tarea de los antiimperialistas y anticapitalistas es apoyar la insurrección. Repudiar todo intento de invasión para sostener al actual régimen, sea de los yanquis o de las milicias que prometen los ayatollas que gobiernan Irán. Y al calor de esa pelea, alentar que surja una dirección democrática y anticapitalista del pueblo en lucha, que pueda garantizar la independencia de Irak, lograr la unidad de sus poblaciones y la convocatoria a una Asamblea Constituyente donde toda la población pueda decidir libremente su destino y recuperar sus enormes recursos.
1 Ejército Islámico de Irak y el Levante.
2 Nación oprimida que en los últimos años logró importantes grados de autonomía.
3 En Siria se usaron esos mismos métodos contra el asesino Al Assad y contra sectores de la base rebelde republicana, a los que enfrentaron.
Gustavo Giménez