Luego de rechazar los llamados a la unidad que le hicimos desde el Frente de Izquierda y el MST, para sumar a una gran PASO de la izquierda, Manuela Castañeira, Zamora y Altamira pagaron caro su divisionismo. Los llamamos a reflexionar, a integrarse y votar al FIT Unidad en noviembre.
Escribe: Francisco Torres
Muy lejos de sus pronósticos y las «grandes expectativas», incluso del día de la elección, Manuela y el NMAS, Zamora y el PO Tendencia que volvieron a intentar dividir el voto de izquierda, tuvieron resultados marginales, consecuencia de un permanente divisionismo funcional a las fuerzas del sistema.
Así lo entendió el activismo y los votantes de izquierda, que tienen claro que, para enfrentar a las patronales, sus políticos y burócratas, se necesita la más amplia unidad. Para disimular el duro revés, pasaron del exitismo previo a «festejar» que sortean las PASO en un puñado de distritos.
Pese a que en noviembre no estarán en el 80% de las provincias, el NMAS festeja pasar en solo 5 de las 24 y en ninguna de las principales. Huyen hacia adelante al decir que ese resultado «estaría reflejando un importante crecimiento electoral en dichos distritos y la mayor extensión nacional de nuestro partido». Increíble.
Pobre manera de tapar que no pasaron en la capital del país, donde sacaron un inexistente 0,2%, con 4.500 votos sobre 1,8 millones de sufragios y salir 11° de 14 fuerzas. En la Provincia, apenas cosechan el 0,8% y el lugar 13 de las listas. Mientras con el FIT Unidad, al que tanto critican, fuimos 4a y 3a fuerza en la Ciudad y la Provincia.
En Córdoba el NMAS sale 11°, en Santa Fe 12° de 13° y en Mendoza ni se presentaron. Así, en el corazón político del país quedaron muy lejos del piso y sin representación política en los 5 distritos claves, que concentran el 63% de votantes del país.
De un «optimismo bárbaro», al fiasco y «giro conservador»
El NMAS no acertó ningún pronóstico. Dijo textual: «no parece que en estas PASO estemos en presencia de mecanismos habituales como el voto castigo». Pero hubo un duro castigo al gobierno y también a esta izquierda que divide. Días antes de su fiasco electoral, el NMAS decía: «Nuestra campaña electoral habla por sí misma! Viene siendo un éxito tremendo». Así se autoelogiaba Roberto Saenz, presentado como dirigente y teórico de esta corriente.
Incluso decía que su campaña condicionaba «la agenda política del país», por un «enorme impacto popular» que habrían tenido las propuestas de Manuela. Decían que se «viralizaban» y sus salidas televisivas «alcanzaban una inmensa difusión». Un embriagado autobombo que conducía a un balance: estar ante «la campaña electoral más importante desde la fundación del NMAS». Si fue así, muy pocos lo notaron. Papelón electoral.
Por eso, al votar, Manuela insistía: «Nos encontramos con un optimismo bárbaro hoy…». Pero quien fuera presentada de igual a igual que el FIT Unidad, terminó en fracaso. Para desandar lo dicho, el domingo a la noche idearon un análisis-justificación, culpando de su pobre resultado a un supuesto «giro conservador» de la sociedad.
Como los datos son contundentes, deben reconocer que el gobierno pierde «una cantidad de votos por la izquierda, capitalizadas sobre todo por el FITU». Es que, como explicamos en otras notas, esos votos del FIT Unidad suman el 84% de la votación de la izquierda, el NMAS apenas el 10,6% y Política Obrera de Altamira y Ramal, un escaso 5%.
Rectificar y sumar a la unidad. En noviembre, votar al FIT-U
El PO Tendencia apenas pasó en Salta, Santiago y Capitán Bermúdez. Nada. Presentaron boleta corta en la Provincia, Capital y Tucumán, con bajísimos resultados. Por eso reconocen «un resultado marginal». Y adelantan que se van a «involucrar fuerte en la elección a noviembre», aunque sin definir un voto al FIT Unidad como debieran. En Jujuy se negaron. Tampoco plantearon votar al Frente de Izquierda en la mayoría de provincias donde no pudieron presentarse.
Zamora y su grupo capitalino repitieron en llamar contra «toda dirigencia», poniendo a igual nivel a la burguesía y la burocracia sindical con la izquierda. Insistió en que «no hay que reemplazar dirigentes tradicionales por dirigentes de izquierda». Y reducen todo a una quimera: «apostemos a la construcción sin dirigentes», solo que votando a Zamora, eterno candidato.
Al revés de lo que dice y parafraseando, «después de 150 años de experiencia está cada vez más claro que para poder ganarle al poder económico, financiero, la dirigencia política, la burocracia tenemos que apostar…» a una dirigencia socialista y revolucionaria. Ningún cambio social se ha logrado sin un partido y dirigencia que acaudille al pueblo movilizado. Nunca. Por más que Zamora venda pirulines.
Todo el palabrerío pseudo izquierdista festeja lo único que les preocupa: «¡Superamos el piso de las PASO!», afirman tras la pobre votación a su lista porteña. Ningún pueblo se empodera así. No es por ahí.
Podían haber sido parte de unas PASO de la izquierda, como hicimos desde el MST. Priorizando los acuerdos y bases programáticas, mientras debatimos matices y cosas a cambiar, incluso dentro del FIT Unidad.
Se lo propusimos antes y lo reiteramos ahora. Llamamos a reflexionar, abrir un rumbo de diálogo, apostar a la unidad y votar al Frente de Izquierda en noviembre. Junto a apoyar las luchas ante la crisis.