Paraguay: sin título no hay invasión
Estamos a pocos días de las elecciones en Paraguay, elecciones que se dan en el marco de un gobierno ilegítimo que representa la derecha más recalcitrante y retrograda del Paraguay. Entre denuncias de compras y ventas de tierras ilegalmente, compra y ventas de alianzas electorales, los principales candidatos, ambos de derecha, ambos golpistas se acusan mutuamente de ser mafiosos, asesinos, corruptos, de lavado de dinero, etc. Así y en medio de un cerco mediático en el cual se recorta la realidad a lo mero electoral y se instala el discurso electoralista como si fuera una contienda del tipo futbolístico y del “aquí no ha pasado nada” se acallan las voces que reclaman por los problemas de fondo.
Los problemas de fondo tienen que ver con el modelo productivo extractivista y agroexportador construido históricamente sobre políticas absolutamente discrecionales en el manejo de la tierra y de los recursos (tierra, agua, subsuelo, energía eléctrica). Es así que el caso de la Masacre de Marina Cué, sintetiza el autoritarismo, la discrecionalidad de los poderosos de beneficiarse a sí mismos y a sus socios a costa de poblaciones enteras, de vidas de trabajadores, hombres, mujeres y niños que aprendieron a luchar por la tierra y por el pan a la que saben tienen derecho. A la mezquina y poderosa oligarquía paraguaya se suman los intereses trasnacionales de los cuales éstos son beneficiarios y clientes. Éstas transnacionales apuran su proceso de avance y profundización no sólo en Paraguay sino en toda la región, la disputa por la tierra seguirá siendo brutal en un gobierno en manos de los mismos golpistas que no respetan derechos humanos básicos, donde se criminaliza la lucha social, en el cual no existen garantías jurídicas para los pobres, los presos y detenidos por luchar, como es el caso de los campesinos que están siendo procesados por la masacre de Curuguaty en un proceso judicial basado en la causa por invasión de propiedad privada, cuando en realidad son tierras del Estado.
Seguir la lucha en defensa de los compañeros y compañeras presos
Desde el día de la masacre de Curuguaty hasta hoy se fueron dando diferentes acciones en torno a la exigencia de justicia: huelgas de hambre y movilizaciones que conquistaron pequeños avances: la prisión domiciliaria para 7 de los detenidos/as y la recusación del juez, que tuvo que retirarse del caso por prevaricato. Sin embargo somos concientes que la justicia está en función del poder político que hoy está decidido a favorecer a los grandes latifundistas y empresarios del agronegocio y el narcotráfico, por lo que sólo la lucha del pueblo y la conciencia revolucionaria podría construir una fuerza capaz de cambiar las cosas. En pleno escenario electoral se está dirimiendo en tribunales la propiedad del inmueble “Marina kue”, es decir, se está tratando de sostener jurídicamente la mentira respecto de la pertenencia de estas tierras a la familia colorado-estronista Riquelme. El 15 de abril pasado se suspendió por segunda vez la audiencia pública, instancia en la que, de determinarlo el juez, dará inicio al juicio oral y público o determinará el sobreseimiento de los acusados. Fue pospuesta para el 29 de abril, y para ese momento ya tendremos nuevo presidente “electo”. Para sostener este escenario de injusticias los terratenientes y empresarios necesitan un estado mínimo, altamente represor a fin de controlar a aquellos que se encuentran fuera del sistema económico. Aprovechamos este tiempo junto a la Articulación Curuguaty y la Vía Campesina para desmontar la mentira de invasión a la propiedad privada mediante la presentación de un amicus curiae para que la Corte Suprema defina que las tierras son efectivamente propiedad del estado paraguayo, e impulsamos un petitorio por la libertad de los compañeros presos, inocentes y chivos expiatorios de la masacre perpetrada contra el pueblo campesino y sus formas de lucha por la tierra.
Vamos con todo por la ¡Libertad a los presos y presas políticos de Curuguaty!
¡Firmá el petitorio!
Mariel Andersen y Tamara Migelson