El líder de base campesino, Inocencio Sanabria, de 46 años, fue asesinado por sicarios el martes 17 de setiembre en el interior de su casa, en el departamento militarizado de Concepción al norte del país. Su hijo también fue herido.
Inocencio era vecino de Lorenzo Areco, dirigente campesino asesinado días antes de la asunción del presidente colorado Horacio Cartes.
Sanabria era líder de una organización local que se opone a la extensión sin control de plantaciones de soja. Sus demandas pretendían evitar el desalojo de los labriegos dedicados a la agricultura familiar, con el avance de la propiedad latifundista para el cultivo extensivo de la soja.
Desde el 24 de agosto se han militarizado tres departamentos del norte del país, Amambay, San Pedro y Concepción, por iniciativa del ejecutivo, apoyado por la mayoría colorada y liberal del congreso.
Los propulsores de esta medida aseguran que es para llevar “tranquilidad y seguridad” a la zona, evidentemente no fue el caso para Sanabria y su familia. Las comunidades campesinas empobrecidas pueden ser asesinadas con total impunidad o pueden ser atropelladas en sus propias viviendas por sicarios o fuerzas militares, lo que se viene denunciando desde diferentes instancias.
Consultados los dirigentes campesinos sobre el proceso de militarización opinan “es una burla, porque acá la tranquilidad se le trae a las vacas y a la soja. El amedrentamiento, la inseguridad y el miedo a las comunidades. Hay policías y militares y no se puede evitar el acribillamiento de un campesino. La seguridad de que ellos alardean no es para nosotros, no es para los campesinos, las comunidades están más intranquilas, más inseguras desde que ellos llegaron».
El sábado 14 de setiembre centenares de campesinos y campesinas reunidos en la Coordinadora de Organizaciones Gremiales y Civiles por la defensa de la Vida y Soberanía de Concepción exigieron el cese inmediato de la expansión sojera y que el Departamento sea declarado zona de producción orgánica y libre de agrotóxicos, en defensa de las comunidades rurales y la agricultura familiar.
Con el asesinato de Sanabria, suman 131 los campesinos asesinados desde 1989, en un contexto de lucha por acceder a la tierra con el respeto de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
Llamamos a los dirigentes sociales y políticos, a las organizaciones, sindicatos y partidos políticos de Argentina a rechazar la militarización del Paraguay, a denunciar y repudiar los asesinatos de líderes campesinos de base sumándose al pedido de justicia y reparación.
Tamara Migelson