Cada cierto tiempo se retoma el debate sobre el papel de los medios y la supuesta democratización impulsada por el Kirchnerismo a través de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Más allá de los furiosos enfrentamientos televisivos y las promesas de democratización, el panorama actual del país muestra un esquema de repartición del poder mediático entre los adictos al gobierno y los que impulsan una alternativa en los marcos del sistema.
Ante la falta de opositores “serios” que mejor que la Corpo
El gobierno de los Kirchner, primero con Néstor y hasta la actualidad con Cristina, se hizo cargo del país en un momento de mucho deterioro del régimen político. Con el Radicalismo por el suelo y el PJ muy golpeado debieron reconstruir una fuerza capaz de gobernar en medio de la crisis y a pelando a todos los sectores. Mientras los vientos económicos fueron favorables el montaje funcionó bastante bien, sindicalistas, periodistas, políticos y “militantes” sociales, junto a artistas y diferentes personalidades fueron arrimándose al fogón de los amigos del poder.
Pero cuando comenzaron las dificultades, la necesidad de construir enemigos poderosos y malvados que permitieran reafirmar las posiciones propias fue transformándose en una necesidad cada vez mayor. Con una oposición desarticulada y poco seria, el Grupo Clarín surgía como un enemigo interesante. Por eso, meses después de que el propio Néstor permitiera la fusión entre cablevision y Multicanal, que fortalecía el carácter monopólico de este medio, y en plena crisis con el campo, el gobierno comenzó a ubicarlo como un verdadero eje del mal. Prometiendo en su enfrentamiento el desarrollo de una nueva ley que terminaría con esta dictadura mediática.
Hoy, a mas de 5 años de esos primeros enfrentamientos, se ha desarrollado un verdadero monopolio mediático Kirchnerista que reproduce y alimenta las mentiras del gobierno, y el grupo Clarin sigue ocupando una posición importante en el esquema mediático argentino. La democratización de la comunicación, bien, gracias.
Para democratizar los medios necesitamos medidas de fondo
La principal limitación de la ley de medios es que el gobierno no tiene intenciones de llevarla hasta el final, quería fortalecer un multimedio adicto y ha avanzado bastante en ese sentido. Para lograr una democratización real de la comunicación no alcanza con un spot en el fútbol para Todos. Hoy más que nunca, para democratizar hay que tomar medidas de fondo. Garantizando el acceso a frecuencias (incluidos los equipos y recursos) para los medios alternativos, sindicatos, partidos políticos, movimientos de desocupados, pueblos originarios. También debe ser obligatorio que haya espacios en los canales estatales para todas las corrientes políticas y para los reclamos sociales. Además, estatizando Papel Prensa bajo control social, para garantizar la publicación de periódicos y revistas de las organizaciones sociales, obreras, de género, culturales, etc. Pero nada de esto va a venir con la Ley de medios del kirchnerismo. Lo vamos a conseguir peleando por otro modelo de comunicación audiovisual, como parte de la pelea por un cambio en el modelo de país.