El viernes 16, en la CTA Autónoma, nos reunimos representantes de sindicatos, agrupaciones docentes y organizaciones que actuamos en el plano educativo para expresar la voluntad de constituir una Asamblea por la Educación Pública. A fin de noviembre saldrá el documento final y hay debates para aportar.
Tomó cuerpo la idea de constituir un nuevo espacio educativo, iniciado en abril con varios encuentros abiertos, bajo la forma de Asamblea por la Educación. Participamos dirigentes de gremios y seccionales docentes que integran la CTA (Ademys, AMSAFE Rosario, SUTEBA Quilmes, Berazategui, La Plata), de la Federación Nacional Docente, de CONADU Histórica y de Bachilleratos Populares que integran la Central.
Se apuesta un espacio que sea la voz de los trabajadores de la educación ante las recetas del Banco Mundial, OCDE, FMI y los gobiernos. Y avanzar en una propuesta pedagógica que exprese al conjunto de la Central, con la mayor cantidad posible de organizaciones.
Se avanzó sobre el documento, con un piso alto de consenso en definiciones sobre la situación política, económica, social, internacional y local. Ante la supuesta «inclusión» que pregona el gobierno K y su modelo educativo que mantuvo la matriz mercantilista y el núcleo duro de la Ley Federal.
Marca los objetivos del sistema hacia la educación y los docentes como reproductores del orden social, sus valores y contenidos útiles a la clase capitalista. Denuncia la privatización y precarización educativa, laboral y salarial. Define certeramente al conocimiento y promueve la democratización del sistema educativo.
En ese contexto, sería un error de la CTA focalizar esencialmente en los Bachilleratos Populares. O destacarlos como «el» modelo educativo, al equipararlos con el grueso de la educación estatal, siendo una experiencia parcial y esencialmente de Capital y Provincia con aquellos Bachilleratos que integran la CTA (aunque habría 100 en el país, varios los orientan sectores K). Mientras sólo en la Provincia hay unas 27.000 escuelas.
Sería otro error, de parte de sectores gremiales docentes, no abrirse a una nueva realidad que expresan los cambios estructurales luego del 2001 y que nos obligan a modificar esquemas de otro contexto histórico. Ante el fracaso y cierta pérdida de legitimidad de la escuela por las políticas oficiales, todo un sector de docentes viene reflexionando sobre sus prácticas, se preocupa por lo que pasa en la escuela. Debate qué tipo de docentes queremos ser, qué prácticas tenemos por convicción pedagógica y cuáles por imposición; en qué condiciones se desarrolla el quehacer educativo y cómo transformarlo.
En ese contexto emergen los Bachilleratos y no sería correcto asimilarlos a la «autogestión» que plantea el Banco Mundial. Sino como experiencias «que luchan por el reconocimiento estatal en su calidad de trabajadores de la educación» y contemplar a estas construcciones en la educacion formal, sin alternativizar entre estas opciones. Justamente, Scioli y Macri le niegan ese reconocimiento porque su línea son los programas como el FinEs o «Terminá la Secundaria» que precarizan al docente y los saberes con una terminalidad clientelar.
Es posible lograr una síntesis.
Será tarea de la Asamblea promover el intercambio constructivo entre todos los que apostamos a transformar la escuela pública, hacia una nueva sociedad, igualitaria y democrática. Para moldear una propuesta pedagógica superadora de la que existe, que postule a la educación pública, estatal, laica y gratuita como un derecho humano esencial a garantizar desde el Estado. En ese sentido planteamos poner en pie una izquierda pedagógica.
Francisco Torres Sec. Organización FND-CTA