Han firmado un documento todas las fuerzas políticas del país, peronistas, radicales, centroizquierda, menos nosotros y el resto de la izquierda, donde intentan hacer una síntesis de estos 200 años. Plantean que en el siglo XIX «se consolidó la nación». No dicen que fue sobre la base de robarles las tierras a los pueblos originarios y provocar un genocidio. Ni que se hizo con guerras fratricidas, cuando la independencia fue un proceso latinoamericano. La oligarquía terrateniente que dirigía el país nos vendió al imperialismo inglés. Y el país, en vez de industrializarse, terminó siendo proveedor de materias primas para que todo lo elaborado nos lo enchufen desde afuera. También nos dicen que el siglo XX fue «el de los derechos y la democracia». Se avanzó en derechos, pero fue con lucha de los trabajadores y los sectores populares… Y tampoco dicen que cuando entró en crisis el imperialismo inglés, esa misma oligarquía y la naciente burguesía nacional nos vendieron al imperialismo yanqui. A partir de ese momento los monopolios, las corporaciones, entraron y condujeron los destinos del país y se empezaron a quedar con todos nuestros recursos naturales. Y sobre el final de este siglo vino Menem y vendió las joyas de la abuela, con sus «relaciones carnales». En el documento dicen que el siglo XXI es el de «la paz y la unidad nacional». Se olvidan que este siglo arrancó con una rebelión popular contra todos los firmantes. En las calles se cantaba «¡Que se vayan todos!», «Sin peronistas ni radicales vamos a vivir mejor». El pueblo también cuestionó la entrega y la dependencia. El movimiento que arrancó en el 2001 le impuso a uno de los tantos presidentes que pasaron en un mes dejar de pagar la deuda y congelar las tarifas.
Proyecto K, Macri y clase capitalista
Pese a esa rebelión, las fuerzas populares no pudimos imponer un gobierno nuestro. Se reciclaron. Pero como en toda Latinoamérica hubo una rebelión contra el imperialismo y las fuerzas dominantes, acá tuvieron que incorporar un discurso a tono. Pero no tenían la voluntad de ir en serio contra los monopolios. El pueblo festejó la recuperación de Aerolíneas y la recuperación parcial de YPF. Había fuerza para más. Toda Latinoamérica pechaba. Se podría haber hecho un banco común, una moneda común… Lamentablemente, los que estaban al frente nuevamente defeccionaron.
Tenemos un debate con mucha gente honesta que creyó en ese proyecto. Hay que sacar conclusiones. Las medias tintas siempre terminan en lo mismo: fortaleciendo a lo peor. Fíjense en Venezuela, Brasil, acá. Macri no ganó por mérito propio sino por la oportunidad desaprovechada de haber ido con todo contra los que nos dominan…
Hay que prestar atención cuando Macri habla del Tratado Transpacífico. Desde el 2000 los yanquis se debilitaron e intentan retomar el control. Y quieren llevarnos a un tratado que dice que hay que bajar el costo laboral por debajo de China para poder competir y que hay que liquidar hasta la última de las empresas estatales… ¿Podrá Macri? Queremos trabajar para que no lo logre…
En manos de la oligarquía, la burguesía nacional, la clase patronal que nos gobernó los últimos 200 años, es imposible ser un país libre y soberano. Son los primeros vendepatria, socios menores de las multinacionales. No quieren investigar la deuda, porque va a saltar que la mayoría la contrajeron los grupos privados argentinos. No quieren debatir las privatizaciones porque todos fueron socios. Entonces, la primera conclusión: solo los trabajadores y el pueblo pueden encarar un proceso de liberación nacional. Los que defienden a las multinacionales, los dueños de empresas, los CEO, es mentira que nos van a llevar a la pobreza cero: para lograrla, lo primero a hacer es patrones cero. Terminar con esta clase económica vendida, explotadora, chupasangre, que trabaja para los de afuera… Y eso viene de la época de unitarios y federales, de los conservadores, la UCR, el PJ y en el último período se sumó la centroizquierda.
Independencia, patria grande y anticapitalismo
Es importante sacar una segunda conclusión: los partidos tradicionales, que defienden el capitalismo, son parte del problema. Sólo la izquierda tiene un programa para recuperar realmente la soberanía. Muchas veces se ha dicho que defendemos ideas que vienen de afuera. Que el peronismo y las fuerzas nacionales defienden lo nuestro. Es mentira. El radicalismo, el peronismo y ahora Cambiemos son entregadores por naturaleza. Sólo la izquierda quiere investigar la deuda y no pagarla, recuperar los recursos naturales y terminar con las privatizadas, hacer la reforma agraria, nacionalizar la banca, el comercio exterior. Sólo la izquierda tiene propuestas para hacer de este país un país independiente.
Y no va a ser sólo nuestro país, como no lo fue a principios del siglo XIX. Es un proceso a encarar junto con nuestros hermanos… Reivindicamos la Patria Grande para enfrentar juntos la dominación. También sabemos que en el siglo XXI es imposible la independencia sin romper con el capitalismo…
Dos experiencias históricas lo muestran. El único país independiente de América fue Cuba, porque se animó a romper con el imperio y con el capitalismo e instaurar el socialismo. Ningún otro país se mantuvo. Y somos críticos del rumbo que empezó a tomar… Hay otro ejemplo por la negativa: Venezuela. Allí el pueblo estaba para mucho más… Por eso se empezó a hablar de socialismo. Pero en vez de ir contra el capitalismo, se creyó que se podía convivir… Miren dónde está Venezuela: hundida y al borde de que la recuperen las fuerzas reaccionarias que hace unos 15 años habían sido derrotadas.
No hay proyecto de liberación sin romper con el capitalismo… Nada se queda estático: o se va hasta el final o se retrocede. Tenemos un proyecto antiimperialista, pero no se queda ahí: nos preparamos para gobernar este país primero tomando medidas antiimperialistas pero para seguir con medidas anticapitalistas para instaurar el socialismo. Si no, el capitalismo nos lleva a la barbarie… Nos dicen «utópicos» por hablar de socialismo. ¡Lo único utópico es creer que el capitalismo nos va a solucionar los problemas!
Es hora de involucrarse
Creemos que llegó el momento de involucrarse, de militar. Macri es un revulsivo social y va a provocar lo mismo que Menem o De la Rúa. Vamos a un momento de gran confrontación social. Estos vienen por todo, pero nuestro pueblo y Latinoamérica no van a dejarse arrastrar al fango sin luchar. Tenemos que prepararnos para confrontaciones como la del 2001. El problema es cómo hacer para no terminar como en el 2001, donde por no tener una herramienta fuerte se reciclaron los mismos y nos volvieron a traer al nuevo Menem que es Macri.
Queremos construir el MST y los invitamos a que nos ayuden. Para enfrentar a Macri y a la falsa oposición que le facilita todo: los Moyano, la burocracia de las CGT y las distintas alas del peronismo. Para apoyar las luchas y los nuevos dirigentes que surgen. También para luchar por una amplia unidad. Si se uniera la izquierda, los sectores realmente progresistas, los honestos compañeros que creyeron en el kirchnerismo y hoy están asqueados por todo lo que ven, rápidamente podríamos pelearles de igual a igual.
Hay un debate en la izquierda. Un sector muy sectario se cree que tiene la verdad revelada y traba la posibilidad de unidad. Pero el que trabaja para desunir es funcional a Macri y los que nos gobiernan. Hay que trabajar para unir, respetándonos las tradiciones y diferencias, con mecanismos democráticos para zanjarlas, incluso las candidaturas.
Haremos la unidad con aquellos dispuestos a avanzar… Si crece el MST vamos a estar más cerca de poder hacer esto. En el siglo XXI nuestro país va a volver a ser libre y la izquierda va a ser un actor fundamental… La clase obrera de Argentina y América Latina, que luchó y volteó gobiernos y regímenes, va a voltear a Macri y demás negreros. Trabajemos no sólo para voltear gobiernos sino para poner uno nuestro, porque en eso se nos va la vida. El MST está a disposición de esa pelea y los invitamos a que nos ayuden a darla. ¡Muchas gracias!