Macri impulsa un paradigma en donde la educación es un área de negocios. Bullrich lo ratificó en la UIA al presentarse a las corporaciones como “su gerente de recursos humanos”. Son tiempos de defender la escuela pública.
En la 22ª Conferencia de la UIA, el ministro Bullrich lo dejó en claro al preguntar al empresariado: «Cuando hablamos de educación, ¿de qué hablamos?» Y al responder en clave capitalista: “La educación es ganancia, la ignorancia es pérdida. La educación es apertura a nuevos mercados. Es mejora de la competitividad, de la productividad. La educación, la buena, es el tipo de cambio ideal. La buena educación no tiene barreras arancelarias…”
Para el macrismo la educación es una variable económico-financiera, al servicio de la productividad patronal y no de las mayorías ni del desarrollo de la persona en su integralidad y diversidad. Por eso, al hablarle a su clase, Bullrich dijo sentirse “muy agradecido de estar acá. No como ministro de Educación, sino como gerente de recursos humanos. Eso es lo que soy para ustedes”.
Y les propuso un “sistema educativo que detecte talentos individuales y los desarrolle para que tengan talentos para elegir para sus empresas. Tienen que vernos como la oportunidad de formar a sus empleados durante 15 años; antes de que entren a las empresas”.
Así el PRO pone a la educación a la caza de talento individual, no social, y entrega la escuela pública a las necesidades empresarias de mano de obra flexible. Con lógica empresarial, su critica al sistema educativo no pasa por la crisis que sus políticas generan, sino porque “no les sirve a ustedes -los empresarios- porque no les da los recursos humanos necesarios para sus empresas…”
Por eso llamó a articular entre el mundo empresarial y el sistema educativo. Y a “mejorar el esquema de prácticas profesionalizantes para que los jóvenes del secundario experimenten en las empresas”. Es decir, más pasantías gratuitas como el convenio firmado en julio entre Educación y tres multinacionales, el Banco Itaú, Samsung y Peugeot-Citroën, para que alumnos del secundario técnico hagan prácticas no rentadas. Debemos derrotar esa política, como ocurrió en la Ciudad de Buenos Aires en 2013.
Un modelo educativo al servicio de las mayorías
Luchamos por otra escuela pública: por un modelo como el votado en la Federación Nacional Docente. Y un Congreso Pedagógico en 2017 de docentes, alumnos y padres para que los cambios no los decidan los gobiernos, iglesias y empresarios. Esto se ratificó en la reunión nacional de gremios docentes del 26 de noviembre en la CTA-A, en base a estos puntos:
Defensa de la educación pública, en un sistema único, estatal, gratuito, obligatorio, laico, científico, democrático e igualitario, que respete la condición de género y diversidad.
Producción de un conocimiento científico y democrático, basado en la formación de jóvenes en el pensamiento crítico y el desarrollo de la conciencia para la construcción de una sociedad al servicio de las transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales que nuestro pueblo necesita para su emancipación y la construcción de una sociedad igualitaria y justa.
Reconocimiento de la experiencia docente en su rol de intelectuales, partícipes necesarios de la producción del conocimiento. Incorporar las experiencias innovadoras en el plano pedagógico y la educación popular. Participación en el gobierno y la readecuación de la política educativa.
La educación es un derecho social de nuestro pueblo, un deber y función imprescriptible, indelegable e inalienable del Estado, que debe garantizarlo con presupuesto proveniente íntegramente de sus rentas generales. Esto se opone a los subsidios a la enseñanza privada.
Rechazar toda injerencia del sector privado, del Banco Mundial y demás organismos, así como de las confesiones religiosas. Terminar con toda precarización educativa.
Para lograrlo, debemos luchar por otro modelo económico y social que garantice trabajo para todos, salario y presupuesto, en unidad con el pueblo trabajador.
Francisco Torres, Sec. Gremial FND