Macri relanzó su Plan Maestro, reiterando ataques a la docencia, aunque el conflicto siga abierto. Vidal planteó un “acuerdo educativo” que implica ajuste hasta el 2020. ¿Cómo salvar la escuela pública?
“Querido ministro, a empujar que hay muchos docentes que tienen un compromiso de verdad…”, dijo Macri. Se refería a docentes que fueron a contarle que no hacían paro. “No dejamos de enseñar, enseñamos a luchar”, corean, escriben, pintan y explican cientos de miles de docentes en las marchas y las escuelas. Pero para Macri, como el empresario privatista que es, hacer paro es lo opuesto a defender la escuela.
Mientras tanto, Vidal habló de un “Acuerdo Educativo 2017-2020” que de educativo no tiene nada. Sólo el concepto de enseñanza PRO donde hay clases, sin importar las condiciones materiales ni salariales del docente y la escuela. A la que ve como guardería para la contención, opuesta a toda calidad educativa.
En un ataque al Estatuto Docente, Vidal va contra el salario por cargo, las licencias y la capacitación, al plantear “premios y castigos”, como si la escuela fuera una empresa. Ofertan el presentismo como variable salarial, con la responsabilidad colectiva de reducir un supuesto ausentismo del 17%. Sin abordar las causas ni la prevención en salud laboral, los docentes tendremos que ser contralor de otros para que no falten. Y si se “ahorra” un 10% en suplencias, entonces repartirlo en los que no falten. Inédito.
Una ‘revolución educativa’ que atrasa mal
Volviendo a Macri, se fue en elogios a su ministro-candidato, Esteban Bullrich, que encabezaría la lista bonaerense de Cambiemos. Postular a este personaje que dice ser el “gerente de recursos humanos” para formar al servicio de las corporaciones; que se niega a llamar a la paritaria para mejorar el salario docente y defendió la represión, diciendo que eso “también es educar”; es una síntesis del retrógrado ideario PRO.
Lejos de toda revolución educativa, su proyecto implica una vuelta al pasado más reaccionario y vetusto. Porque es el mismo Bullrich que llamó a “una nueva campaña del desierto en educación”, en un colegio patagónico; lo que le valió el repudio de pueblos originarios y toda la comunidad.
Y acaba de plantear reinstalar la enseñanza religiosa en las escuelas, ante el pedido de un sacerdote sobre la necesidad “de impartir la educación católica en las aulas”. Así puso en duda la educación laica, libre y gratuita que consagra una burguesa y conservadora Constitución. Y fue uno de los postulados de la ley 1.420.
El ministro que debería defender la escuela estatal manda sus hijos a la Oakhill School en Recoleta. Siguiendo su propia formación, como reconoció al diario La Nación, eligió darles una educación religiosa, bilingüe y de gestión privada. El Oakhill es parte de la red de colegios Semper Altius, orientado por una congregación ultraconservadora, la Orden de los Legionarios de Cristo. Alejado de la escuela estatal, libre y laica que supo ser un hito en la lucha de nuestro pueblo.
Un proyecto conservador explica el conflicto
Esa formación, al igual que Macri y Vidal como hijos de las privadas, son pilares del proyecto liberal, conservador, privatista, basado en el individualismo y la competencia. Y explican el conflicto abierto en provincias como Buenos Aires. O que en la Ciudad se intente darlo por cerrado, con un magro 19%.
O que fuercen la firma de acuerdos de pobreza docente y educativa en Córdoba, Santa Fe o Neuquén. Distritos donde la Celeste pechó por aceptar ofertas del 19%, de un 25% o un 22 a 24% como en Neuquén, contando allí con un sector de izquierda en ATEN Capital -Docentes en Marcha- que luchó siempre junto a la burocracia por aceptar, cuando se podía ir por más.
Por eso asistimos a lo que apunta como la mayor de las traiciones de la burocracia docente en décadas. No sólo entregan el salario al levantar la lucha nacional y en las provincias, sin paritaria ni buenos acuerdos en luchas que se desgranan, sino que la Celeste de CTERA y la CTA de Yasky, junto a los sindicatos docentes de la CGT, dejan pasar sin lucha toda la contrarreforma que el macrismo busca imponer, avalado por gobernadores del PJ y el FPV o el PS, de acuerdo a los lineamientos del Banco Mundial y la OCDE.
Hay fondos para priorizar la educación estatal
Un acuerdo educativo no se limita a salario, presentismo y supuestos premios por capacitación. Es preciso recuperar el debate de la centralidad pedagógica, sobre las condiciones materiales del proceso de enseñanza aprendizaje o las nuevas tecnologías. Es parte del verdadero debate.
Para frenar los ataques a la docencia, la contrarreforma macrista y la escalada represiva, se debe exigir que se retome el conflicto con un nuevo paro nacional por 48hs y marcha a la Plaza de Mayo. Hasta alcanzar un salario básico de $ 15.000 y el inmediato aumento del presupuesto al 10% del PBI.
Plata hay si imponemos que se eliminen los $ 60.000 millones en subsidios a la enseñanza privada del país. Se ajustan los sueldos de funcionarios y legisladores para que cobren igual que una directora de escuela. Se ponen impuestos a las corporaciones, pooles de siembra, mineras y la renta financiera. Se destina plata para educación, no para el usurario endeudamiento externo. Se fija la obligatoriedad de los políticos a educar a sus hijos en la escuela pública. Y si se dispone de la evaluación social de las políticas educativas como venimos sosteniendo, podremos aspirar a una educación estatal de calidad.
Francisco Torres, Alternativa Docente