El domingo 22, en su festejo, Larreta le dedicó un párrafo a la reforma educativa. Al otro día, Macri la mencionó entre las cuatro reformas que propone. ¿Quiénes deberían decidir y cuáles serían los cambios que la escuela pública requiere?
En la noche de la elección, Rodríguez Larreta ratificó su cuestionada reforma educativa. Según el jefe porteño, “siguiendo el liderazgo del gobierno nacional, si hay algo de lo que estamos convencidos en educación es que tenemos que cambiar. Y lo vamos a hacer. Vamos a incorporar la mejor tecnología, las mejores prácticas pedagógicas, vamos a jerarquizar a los docentes. Pero lo que seguro vamos a hacer es cambiar
”.
El guante lo recogió el diario La Nación, fanático de la reforma liberal, al interpelar al macrismo sobre si van a avanzar realmente. Por eso no resulta descolgado que, en el festejo, el jefe PRO destaque ese párrafo sobre educación.
Sí llama la atención que tales promesas de “cambio” las hagan los que gobiernan hace 10 años la ciudad de Buenos Aires, el distrito con más recursos per cápita del país. ¿Qué les impidió dotar de tecnología, mejores prácticas pedagógicas y, sobre todo, jerarquizar al docente en esta década
?
En realidad hicieron lo contrario. Frenaron el Conectar Igualdad y la entrega de computadoras. Precarizan y cercenan las prácticas y contenidos pedagógicos. Y empobrecen al docente y su tarea al pagar salarios por debajo de la línea de pobreza con la excusa de que, si se trabaja en dos cargos, se cubriría la canasta familiar. Lo opuesto a cualquier “jerarquía” de las y los educadores y su labor.
Educación al servicio de las empresas y nueva carrera docente
El cinismo reformador lo reitera Larreta días después, junto a la ministra de Educación porteña. Por eso es posible que insistan con la resistida y mal llamada “Secundaria del Futuro” que devalúa el proceso educativo y lo pone al servicio del entrenamiento laboral para el mercado capitalista.
Que plantea disolver materias en áreas, con pérdida de contenidos. En un vaciamiento que apunta a preparar mano de obra, poniendo la educación al servicio de las empresas, en el sentido material productivista, eliminando el pensamiento crítico y el desarrollo integral de las personas.
Esta política global la confirma otro diario patronal como El Cronista al alertar que “pese a los paros y la resistencia de los gremios”, el gobierno planea “avanzar en un tema sensible como la carrera docente y la capacitación permanente… mientras sigue la inscripción a la Secundaria del Futuro”.
Por eso debemos estar alertas y organizados si vuelven a la carga. No sólo en la Ciudad, sino también en la Provincia de Buenos Aires donde seleccionaron escuelas medias como “piloto” del proyecto “Escuela 2030” de reforma secundaria.
Macri también mencionó a la educación entre las cuatro reformas a implementar, en perjuicio de conquistas del pueblo trabajador con la excusa de la modernidad. En realidad, como sostenemos en la revista Entrelíneas, la escuela pública argentina necesita una revolución a su favor. Pero los cambios del PRO van en sentido opuesto. Su batería de medidas supera a las “reformas” impulsadas por otros gobiernos burgueses para adecuar la educación al modo imperante de producción y distribución de la riqueza y los conocimientos.
Estamos frente a una contrarreforma que apunta a la privatización educativa, a precarizar el trabajo docente, su estabilidad y salario, a devaluar los saberes y la formación, así como las condiciones materiales que determinan el hecho educativo. Por eso se proponen un ajuste en el Presupuesto Educativo 2018.
Por esto y el peso de la masa salarial que absorbe el 85-90% de los presupuestos, el proyecto de ir a una nueva carrera docente, es pilar de la contrarreforma: flexibilizar los estatutos docentes, la escala salarial, carrera profesional y estabilidad en el cargo. Eso explica la obsesión macrista por evaluar y hacer rankings para justificar la diferenciación salarial que quieren introducir.
Conscientes de la resistencia que generaría, lo plantean en dos etapas: en 2 años proponen “un sistema nacional de carrera docente al cual puedan adherir voluntariamente los docentes en ejercicio” (Plan Maestr@, pág. 50). Para luego “lograr que el 50% de los docentes en actividad de gestión estatal (incluyendo a los docentes ingresantes desde el 2019) estén adheridos al Sistema Nacional de Carrera Docente”. Es decir, un rodeo hacia un nuevo estatuto, si el choque directo no resulta.
Frenar los operativos “Aprender” y “Enseñar”
Así cobra sentido lo que pretende lograr el macrismo con los operativos de evaluación “Enseñar” y “Aprender”. Como dice la declaración de la Celeste de CTERA: “Se trata lisa y llanamente de pruebas estandarizadas que operan como control y mecanismo para la construcción de datos sobre resultados que “permiten” elaborar rankings de Escuelas, ciudades, países; y dejan abierta la posibilidad para encadenar las condiciones del trabajo docente (dentro de ellas el salario) a los niveles de desempeño/rendimiento, la meritocracia y el credencialismo. O sea, estigmatización de lxs estudiantes y de las Escuelas y precarización y flexibilización laboral de la docencia; en definitiva, deslegitimación de la Educación Pública para abrir las compuertas a la iniciativa empresarial meritocrática, estandarizante, mercantilista y privatizadora”.
Pero, ¿qué piensa hacer la Celeste de CTERA, SUTEBA y demás gremios ante esta avanzada PRO? Con el antecedente del Aprender 2016 donde dejaron correr, exigimos que convoquen a plenarios de delegados con mandato, asambleas y un congreso nacional para definir un plan de acción para frenar los operativos del 7 de noviembre.
Implementar una campaña de difusión a la comunidad educativa y la sociedad. Donde se generen acciones para ir ganando la calle y el aval al rechazo a estos operativos. Exigir un plan de acción nacional y en cada distrito que parta del esclarecimiento vía solicitadas, conferencias de prensa, abrazos a las escuelas, clases públicas, concentraciones, marchas, afiches, volantes, cartas, flyers y videos para inundar las redes sociales y otras acciones que concluyan en un paro provincial y una acción nacional junto a la comunidad, para frenar estos operativos.
El 1º de noviembre sería la primera paritaria docente bonaerense. Junto a debatir democráticamente un mandato sobre qué reclamo salarial realizar, sobre presupuesto o condiciones laborales, habrá que exigir allí que no se realicen el “Enseñar” y “Aprender”.
Evaluación Social y Congreso Pedagógico
Ante la orientación privatista y precarizadora macrista, avalada por todos los gobiernos provinciales, impulsamos el proyecto de Evaluación Social de las Políticas Educativas y de los gobiernos que las aplican.
Los cambios en educación debemos debatirlos y, sobre todo, decidirlos quienes sostenemos el proceso de enseñanza-aprendizaje. No los tecnócratas que responden a los lineamientos de la OCDE y el Banco Mundial, contrarios a la escuela pública estatal como conquista y derecho social a garantizar desde el Estado, sin injerencia privada.
Para esto es necesario convocar a un Congreso Pedagógico Nacional para que las y los educadores, junto a la comunidad, seamos los que definamos democráticamente los cambios y transformaciones que nuestra educación requiere.
Francisco Torres
Sec. Gremial de la FND-CTA
Federación Nacional Docente