Pequeños pueblos desde la cordillera al mar, pasando por la extensa y poco poblada meseta central, junto a la resistencia en las ciudades, estamos hermanados en una gran lucha por la vida, contra el saqueo y la destrucción ambiental. Las asambleas socio-territoriales, marcos ineludibles de referencia política, albergan la posibilidad de darle un duro revés a la nueva ofensiva minera del «progresista» AF y sus secuaces locales, como lo hizo Mendoza.
La carta inaugural del gobierno nacional del Frente de Todos en Chubut es más de lo mismo: megaminería y ajuste de las cuentas públicas. Léase, más extractivismo y saqueo de bienes comunes a manos de capitales trasnacionales y la oligarquía local, socia del negocio, a costa de marginar a sectores y explotar recursos en enclaves que subordinan todo proyecto de desarrollo autónomo, democrático y ambientalmente sustentable.
El presidente le ordena al gobernador que ordene las cuentas provinciales. Arcioni arremete de nuevo con más ajuste en la administración pública, ahora llamado «reestructuración del Estado provincial»: un megaajuste para congelar salarios por 180 días, despidos y retiros voluntarios, desconocimiento de acuerdos paritarios previos. En fin, más de lo mismo para pagar deuda externa ilegítima. La unidad política del peronismo está al servicio del capital y su lógica de despojo.
En minería, el pueblo chubutense no quiere mirarse en el espejo opaco de Catamarca con el Bajo La Alumbrera, ni en Santa Cruz perforada de lado a lado por la megaminería ni en San Juan envenenada por la Barrick Gold. Ya en el plebiscito municipal de marzo de 2003 en Esquel, el pueblo rechazó por más del 80% la megaminería. En la Ley 5001 de ese mismo año, se prohibió en Chubut la minería a cielo abierto y con uso de cianuro. Y en 2013, las asambleas del No a la Mina de toda la provincia presentaron el proyecto de iniciativa popular contra la megaminería.
Estos ejemplos expresan la profunda y extensa movilización social que en Chubut enfrenta el extractivismo megaminero. Esta pelea viene desbaratando una tras otra las ofensivas mineras en nuestra provincia. Los pueblos cordilleranos, primero Esquel aquí, junto a otros de Mendoza como San Carlos, Malargüe y San Rafael, encabezan el rechazo a la megaminería en el país.
Esas asambleas socio-territoriales, localidad a localidad, se vienen plantando frente al intento capitalista de instalar proyectos mineros de saqueo y destrucción ambiental irreversible. Si hay una ola verde por el derecho al aborto, existe otra ola verde mundial contra los efectos capitalistas en el ambiente, contaminación, depredación y cambio climático. Una retrógrada oligarquía trasnacional de un 1% de privilegiados socava las fuentes de vida del 99% y superexplota a trabajadores y pueblos en todo el mundo.
Mendoza muestra que se puede ganar
Ni el conservador gobernador mendocino Rodolfo Suárez, ni el pacto PRO-PJ en esa Legislatura ni el visto bueno de AF a la minería con cianuro -y también al fracking en Vaca Muerta- pudieron contra la movilización del pueblo de Mendoza, que salió a defender su agua, su Ley 7722 y triunfó.
Chubut viene resistiendo casi dos décadas de hostigamiento minero. A esas corporaciones, sobre todo canadienses y chinas, las defienden los partidos que se turnan en el poder provincial: UCR, PJ y también el Frente de Todos. La estrategia megaminera la apoyan medios radiales, escritos y digitales cooptados, como los matutinos Jornada o El Chubut, y también una franja empresarial que se frota las manos por hacer negocios con la destrucción.
Contra ese pacto se alza un amplio frente social: estudiantes y jóvenes, franjas populares y medias de las ciudades costeras y cordilleranas, comunidades originarias mapuche-tehuelches en el campo y urbanas; sectores sindicales de empleados públicos, salud, docentes, viales y judiciales, que incorporan en sus reclamos consignas antimineras, y también pequeños y medianos productores rurales.
La referencia ineludible de este amplio frente opositor a la minería son las asambleas territoriales y sus distintas expresiones de centralización, como la Unión de Asambleas de Chubut (UACH). Son espacios autoconvocados, en donde se debate y se resuelven las acciones a seguir. Con desigualdades y particularidades en su funcionamiento, son la vanguardia de enfrentar el chantaje de los gobiernos y la propaganda mentirosa de las empresas. Lo que hoy está en juego en Chubut es una nueva versión de la pelea de David contra Goliat.
Los socialistas del MST y nuestra Red Ecosocialista somos parte desde el primer día de este proceso de lucha y organización. Allí impulsamos la más amplia unidad de acción para expulsar a las mineras y sus representantes, así como la unidad de la lucha antiminera con las luchas anti-ajuste. A la vez, proponemos construir una nueva opción política, de los que nunca gobernaron: les trabajadores y el pueblo. Nuestro norte estratégico es ponerle fin al asedio capitalista que impide la verdadera democracia, la respuesta a las necesidades sociales y la sustentabilidad socio-ambiental.
Arcioni es fraude y ajuste sin fin. Es urgente derrotar la política oficial con la mayor unidad posible en la movilización. Además de reclamar que se vaya, es necesario que se convoque a una Asamblea Constituyente provincial, libre y soberana, para refundar Chubut sobre nuevas bases. Basta de megaminería y de corporaciones que nos saquean y destruyen nuestro medio ambiente. Basta de latifundio improductivo y despoblador. Reapropiación de recursos estratégicos y reconversión energética hacia nuevas fuentes de energías renovables, con dirección obrera y control popular, al servicio de las necesidades del 99%. Basta de pagar una deuda externa fraudulenta: auditoría social y vuelco de los fondos necesarios para salud, educación e infraestructura social.
Para estos desafíos, te invitamos a sumarte al MST y a nuestra Red Ecosocialista.
Maxi Masquijo y Emilse Saavedra