Las protestas docentes en 15 provincias terminaron concretando un no inicio de clases que desmintió el relato de “normalidad” de Alberto Fernández y su ministro Trotta. ¿Cómo dar continuidad y solución al recurrente conflicto político por la educación?
Escribe: Francisco Torres
Hubo que superar la unidad burguesa para bancar el ajuste de Fernández para pagar la deuda a los bonistas y el FMI. Eso se vió en los grandes medios que avalaron el relato oficial, intentando ocultar la realidad de paros y movilizaciones en 12 provincias: Santa Fe, Tucumán, Ciudad y Provincia de Buenos Aires, Chubut, Santa Cruz, Jujuy, Salta, Formosa, Misiones, Neuquén y Entre Ríos. Y protestas en San Juan, Córdoba y La Rioja.
Esas acciones fueron un golpe a la línea de Alberto, Trotra y los gobernadores, junto a la burocracia. Una seria respuesta al peor acuerdo de la historia. La Celeste pactó una suba “a la baja”, con una suma fija en cuatro pagos de $ 1.210, es decir, 40 pesos más por día. Fue la línea seguida desde Kicillof a Larreta y de Alicia Kirchner a Morales en Jujuy. Patear la oferta al último y dar subas por debajo de la inflación.
También hubo que sortear los aprietes y dictados de conciliación en Santa Cruz, donde Alicia despide a docentes que pararon y amenaza con quitar la personería a ADOSAC que llamamos a repudiar. Una línea de aprietes acompañada por otros gobernadores del PJ, en Tucumán y Catamarca. Hubo desbordes y fuertes procesos autoconvocados, como la rebelión docente en Tucumán.
En Jujuy, en el marco del paro, destaca la protesta de la docencia de Francés que llamamos a difundir y apoyar, en rechazo a una Resolución que dispone que “la lengua extranjera a enseñar será el inglés, a partir del 2020 en todas las instituciones” de la provincia. Una normativa retrógrada, que vulnera derechos de docentes y estudiantes y no se puede dejar pasar.
¿Qué alertamos en enero y qué ocurrió?
Se confirmaron nuestras previsiones, expresadas en notas del 16 y 19 de enero. Allí desmenuzamos qué era lo que negociaban en reserva el gobierno de Alberto y la Celeste. Lo hacíamos para aportar elementos a activistas y docentes, prever lo que se venía y organizarnos.
Denuncia con información precisa, pliego de reclamos, metodología de negociación y orientación de lucha: preparar el no inicio ante el ajuste. Y en febrero lo sintetizamos con esta consigna: “Así no iniciamos”. Correcta ante lo que pasaría.
Alertamos además que esa vuelta de la Paritaria Nacional, contra un supuesto carácter democrático, venía con las “cartas marcadas”. Alberto y Trotta fijaban las pautas: pedidos moderados, sin cláusula gatillo, solo sumas fijas para achatar la escala; postergar el aumento real para abril y congelar los presupuestos, sosteniendo los recortes hechos por el macrismo.
El gobierno se escuda en una supuesta situación fiscal grave, que solo dejaría recuperar salarios “en los próximos años…”. Ya en campaña habíamos cuestionado que Alberto prometiera aumentar 20% las jubilaciones y salarios, porque sería una nueva frustración. Su prioridad era ajustar para pagar deuda.
Entonces denunciamos a Baradel y la Celeste por negociar sin consultar a las bases. Y lo explicamos así: al integrarse a un gobierno que viene a defraudar las necesidades de docentes y estatales, agudizarán su verticalismo burocrático para hacer pasar esa política. Exigimos una convocatoria para definir qué hacer y un posible “no inicio”. Aunque alertamos que Baradel ya decía: “no habrá conflicto como con Cambiemos en su primer año”.
Para conformar a Alberto que les pedía “paz social”, vimos que la Celeste estaba dispuesta a iniciar sin luchar. Con solo una suba del Incentivo “a $2.420 como máximo” y del piso nacional que “se iría a 23.300 pesos”. Más la posibilidad de “alguna revisión cada 3 o 6 meses”. Todo eso ocurrió, casi milimétricamente.
De esos análisis e hipótesis de conflicto, planteamos una tarea a la Multicolor y los gremios combativos: “Prepararnos para un sendero opuesto, de lucha. Como siempre hemos hecho con todo gobierno que venga por nuestros derechos y la educación”. Con la necesidad de un relanzamiento Multicolor, ser claros ante la docencia y prepararnos para no iniciar.
Lamentablemente, en la mayoría de la Multicolor, gremios como Ademys, de Mendoza, Seccionales de Rosario o de SUTEBA, actuó la presión del kirchnerismo, haciendo mella sobre las corrientes, con sus argumentos sobre el “nuevo” gobierno, el desastre macrista y demás. Esto se expresó en la cerrada negativa a plantear el No Inicio como perspectiva y línea política, ante el ajuste.
Pero el escandaloso acuerdo nacional, a espaldas de la docencia, actuó como revulsivo en las bases y fogueó el rechazo a las míseras ofertas provinciales. Si el paro y movilización, coronando un No Inicio en más de medio país no fue mayor, hay cierta responsabilidad en esa negativa a debatir la necesidad de no comenzar las clases, con paros.
La Verde de Tigre se negó a plantearlo como consta en sus posturas públicas. Así su asamblea final no votó parar el 2. Lo mismo Bahía Blanca. Y la Marrón del PTS, con sus flyer y comunicados, al no llamar a parar el 2, sino centrar en una futura acción para el 9, lo que implicaba iniciar las clases sin luchar.
Aunque la mayor expresión fue el plenario del 20/2 en Matanza, donde la conducción Seccional (Tribuna-PO) ni mencionó la posibilidad de No Iniciar. El mismo rechazo encontramos al convocar la reunión nacional y no aceptar la posibilidad de no iniciar como medida.
Seguirla el 8M y el lunes 9 con paro y movilización
Eso recién pudo revertirse cuando un combo entre el ajuste, la transa burocrática y la bronca de las escuelas empujó a corrientes como Tribuna-PO o Docentes en Marcha-IS a tener que organizar ese No Inicio que les planteamos.
En ese marco, la jornada nacional fue muy importante. Marcó que hay fuerza en la base, reservas y bronca. Las movidas de la Multicolor, las arrancadas a los gremios y las autoconvocatorias para superar a la burocracia, permitieron expresarlo. Donde no, no se debió a que hubiera expectativas en un gobierno que ajusta e incumple promesas.
Con la fuerza del no inicio, debemos darle continuidad el 8M por los derechos de las mujeres y la diversidad. Y el lunes 9, con un nuevo paro y movilización de alcance nacional. Medida a exigir a CTERA y los gremios, pero llamarla la Multicolor junto a gremios combativos. Superado ese paso, habrá que agrupar nacionalmente para ver cómo continua el conflicto.
Haber plantado bandera prepara las condiciones para ir por los gobiernos que ajustan y las burocracias cómplices. En ese marco, invitamos a sumarse a construir una opción de lucha, decidida y democrática, para hacer realidad la educación que queremos.