Quince días que conmovieron la provincia. Sanjuaninazo docente, enseñanzas de una lucha triunfante

Spread the love

Desde el desfile del 25 de mayo, con protesta docente y represión, San Juan vivió 15 días de un proceso de masas. Involucró a la docencia autoconvocada, pero también a trabajadores estatales y de salud sumados a la rebelión. Reflexiones de esta lucha y organización ejemplar.

Escribe: Francisco Torres

El proceso tuvo un gran apoyo social al entender que si triunfaba la docencia, ganaban todos. Si esta lucha no logró más, es por las cúpulas de los gremios que boicotearon y los partidos como el PJ y la derecha que acuerdan en el ajuste. Actuó también que el paro y desborde en estatales y salud, si bien fueron importantes, no tuvieron la masividad de la docencia.

Asistimos a una explosión de lucha salarial, ante sueldos de 30 a 50 mil pesos en promedio, donde se trabaja hasta 50 horas y con 34 años de antigüedad. Como se cobra miseria, el pueblo apoyó. Por eso tocaban bocina los colectiveros y taxistas, en las farmacias y kioscos se comentaba la lucha, en los comercios había carteles de apoyo. Eso aisló al gobierno, ayudó al triunfo y a salir con la frente en alto.

Una expresión de ese apoyo se vio el domingo 5, día clave para el conflicto, cuando el tradicional Diario de Cuyo publicó una editorial contraria al paro, hablaba del “justo” reclamo, pero pedía protestar de otra forma. Junto a esta encuesta: ¿Estás de acuerdo con que los docentes autoconvocados continúen el paro el lunes? Para su sorpresa, la respuesta fue categórica: el 70% dijo sí, votando más de 20 mil personas. Es que el sábado 4 y domingo 5 hubo que dar pelea por seguir con paro el lunes 6. Un día que fue bisagra al volcarse toda la fuerza a favor del triunfo.

Se puso patas arriba a la superestructura política

Como dijo Uñac, en San Juan viven 800 mil personas, con 350 mil activas económicamente. Hay mucho trabajo informal y 43 mil pertenecen al Estado, siendo la mitad docentes. Por eso dijimos que habían salido batallones claves de la clase trabajadora sanjuanina, trastocando todo. En particular al gobierno del PJ, que recibía un rechazo tras otro en sus ofertas.

La lucha desquició también a la cúpula sindical, relegada a un papel decorativo en las extensas negociaciones en el Centro Cívico. Porque firmaron dos acuerdos paritarios que la docencia movilizada rechazó, hasta la tercera del decreto de rendición. Como reflejo de los sectores dominantes, la prensa también se rendía ante la potente masa docente y el apoyo que tenían.

Se subvirtió el “orden” de las instituciones de esta democracia para ricos, con un gobierno débil, golpeado, rodeado de inútiles gremialistas y policías que no podían frenar el poder impuesto en la calle.

Un estado de rebeldía permanente

Fueron 15 días de rebelión, con 7 jornadas de paro y movilización. Un torrente de energía vital que lograba resolver todo intento de ponerle freno, incluso las inseguridades, tibiezas o inexperiencia de ciertos delegados, electos al fragor de la lucha. En otros, desbarató la acción intencionada de quienes se decían “independientes”, pero respondían al PJ mientras otros eran “libertarios” o de Juntos por el Cambio.

¿Quién dirigía? En un sentido, los delegados. Aunque fogueados por ese magma insumiso en constante ebullición de docentes movilizados que empujaba. Una docencia que se movía en grupos, organizada, parecían charlar, pero estaban alertas. Al ver que no había respuesta, se planteaba ir a las vallas de ingreso al Centro Cívico; presionaban; se improvisaba una marcha; se rodeaba a las y los delegados; se pedía no aflojar. Esa rebeldía y alerta permanente, ayudó a superar las debilidades de la dirección que se estaba conformando y que fue renovada en parte en el pico del proceso.

Se superaron todas las campañas

Respecto a las agrupaciones, sectores combativos y de izquierda que venimos en esta lucha autoconvocada desde el 2021, debimos sortear campañas de macartismo y difamación. Las inició el gobierno al hablar de “infiltrados”, en respuesta al reclamo del 25 de Mayo. Entonces difundieron fotos con nombre y apellido de Cristian Jurado, de otros jóvenes del MST y de otras agrupaciones, cuestionando la “intencionalidad” en esta lucha.
Esa campaña tuvo vasos comunicantes en docentes que respondían al PJ y a la derecha. Pero todo fue quedando atrás, conforme ascendía y tensaba el conflicto. La docencia defendió a Cristian y a nuestra agrupación, respetuosos siempre de la decisión democrática y las mayorías.

Al subir la cresta de esta ola, Cristian Jurado fue de los más votados de 6 representantes sobre 19, electos para ingresar a una posible negociación el día del desenlace como expresión de quienes quieren luchar a fondo, votar y decidir. Es difícil olvidar una de las imágenes en esta lucha cuando fue Cristian quién puso a votar a mano alzada la continuidad del paro, con 5.000 docentes en la plaza y una ovación.
El gobierno tambaleó por la lucha y crujió también por la crisis en el Frente de Todos, con sectores que respondían a Gioja o a Uñac, quien no puede ir por otra reelección. Un gobernador que amenazó con descontar los paros, pero nunca lo concretó, que definió dos acciones represivas, más bien preventivas, que lograron lo del “bombero loco” que quiere apagar el incendio con nafta.

Lunes 6, una bisagra que aproxima el triunfo

El conflicto tuvo sus contrastes en una provincia con tradición conservadora. Se vio en la negativa a que hubiese banderas o pancartas de partidos que íbamos a apoyar, solo banderas argentinas con planteos de lucha “pacífica” que cuestionaban la determinación de docentes que pechaban en las vallas, jugados a ir por más. Para apaciguar, se pedía cantar los dos himnos a Sarmiento, un personaje tan controvertido. Y el himno nacional como “unificador”, es decir, apelar a la tradición de un régimen político y social que se estaba poniendo en cuestión.

Incluso ese domingo 5 los delegados decidieron cuáles serían las cuatro mociones a consultar, vía los grupos de WhatsApp, diciendo en la moción 1 que, si se votaba “paro y movilización”, te podían descontar y sancionar. Pero el 90% votó parar y marchó masivamente el lunes.

Así el lunes 6 fue la mayor de las jornadas que convulsionaron San Juan y volcó la pelea a favor de la docencia. Se había perdido el miedo, se sentía que “esta vez sí se puede”, que era “ahora o nunca”. Con esa determinación se iba al triunfo.
Entonces, el lunes por la noche el gobierno apretó a UPCN, ATE y demás gremios estatales, quienes firmaron el 40%, con 65% de aumento total, aunque en cuotas. Lo intentó con los gremios docentes. Pero se volvieron a dar contra un muro, ese magma volcánico en ebullición de la docencia, ardiente de bronca y alegría a la vez.

Se podía ir por más y así fue. Lamentablemente, hubo agrupaciones de izquierda que no pasaron la prueba. Como el PCR, al plantear levantar ese lunes porque era lo más que se podría lograr. O Izquierda Socialista, siendo parte de una delegación que salió el lunes a la noche a imponer levantar y volver a la escuela a “consultar”, porque así lo pedía el gobierno. Pero se ratificó el paro a la 1 de la madrugada y el martes fue un parazo.
Todo se debatía a viva voz en la calle y en los grupos de las escuelas y departamentos. Primaba el estado deliberativo. Se imponían cosas por aclamación, aplauso o gritando. Aunque sin el intercambio de una real asamblea porque los delegados iban priorizando la consulta “virtual”. Por eso el martes 7 hubo un recambio de aquellos delegados que pedían levantar y se decidió seguir el miércoles, con un petitorio a Uñac para que pagase el aumento en una sola vez, entre otros puntos.

La carta del gobernador y un decreto de rendición

Así les quedó la última carta y jugaron a Uñac, “decretando” el 40% de una sola vez. Todo su gabinete fue superado; la burocracia y sus transas, superada; la represión y maniobras, fracasadas. Se disponía entonces el 65% al básico desde junio, una suba mayor en el adicional de los radios (zona), una suma elevada a $ 5.000 para todos (cod. E66), 130% más en asignaciones familiares, recategorización de 57 cargos docentes, subas en la antigüedad y ningún descuento ni sanción.

Eran logros importantes a valorar. Pero ese miércoles, los 19 delegados departamentales no quisieron poner a votar y anunciaron que se suspendían las medidas. Pese a que, con Jáchal y delegados de capital, habíamos insistido en votar todo, en asamblea y en la calle.
Porque se podía explicar que era un triunfo, dejar claro que no se lograba todo, pero se seguía con la organización para ir por más. Primó su preocupación por que ese activo votará otra cosa, cuando lo mejor es confiar en la decisión democrática de la asamblea, donde se expongan las mociones y argumentos a favor o en contra. Eso siempre fortalece, al dar confianza en que cada docente lucha y cada docente decide.

¿Cómo mantener y desarrollar la auto-organización?

El proceso autoconvocado de San Juan se mostró ejemplar por su vitalidad al resolver todas las contradicciones. Pero hay sectores de la burguesía que lo alientan para ir contra la lucha gremial y, sobretodo, los sectores combativos y de izquierda con peso en la docencia. Así se pudo ver en Salta, donde se prohibió llevar pecheras, banderas y decirse de una agrupación. También en sectores autoconvocados de La Rioja.
En este marco, pudimos aportar que todo se vote en Asamblea, que el aumento debía adelantarse y darse en un solo pago. Dijimos también de dónde sacar la plata: de la deuda externa, de los subsidios a las privadas, de un impuesto a los ricos y que Uñac y todo funcionario gane como una docente.

Defendimos la unidad de todos y nuestros jóvenes y compañeras del MST en los barrios fueron sostén en esta lucha. Viajamos a acompañar y logramos la solidaridad de sindicatos, seccionales y de la FND, Federación Nacional Docente. Además de exigir a CTERA que apoye y unifique las luchas en un paro nacional.
Aportamos como mecánica definir votar cada paro, pero con posterior asamblea y evaluación para decidir la continuidad. Eso permitió la síntesis entre quien decía parar y cortar, con quien proponía paro indeterminado. Así se pudo evaluar día a día el pulso del conflicto.

Está planteado seguir con la organización, dar otro paso y funcionar en una asamblea provincial autoconvocada docente de San Juan, reunida en un micro estadio. Donde se anoten delegados o docentes de base y expongan sus propuestas; se delibera en los pro y contra y se vota. El problema no es de personas, sino del método democrático, asambleario y la orientación política a tener. Si respondemos a la docencia o a las políticas del gobierno y demás partidos del ajuste. Ese es el camino.
Nos llevamos como imagen la de esas noches encendidas por las luces de cientos de celulares. La conmovedora creatividad popular para hacer ver su decisión de dar vuelta todo. En esta victoria a celebrar.

 


Publicado

en

por

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *