Kicillof quiso imponer una reforma de la Secundaria desconocida por la docencia, las familias y estudiantes. Generó revuelo, Juntos fustigó en clave electoral y el ministro Sileoni retrocedió: “La secundaria debe ser modificada, pero no lo haremos a las trompadas y sin consenso”. Se impone un Congreso Pedagógico donde decidamos las trasformaciones que garanticen la educación como derecho social del pueblo trabajador.
Escribe: Francisco Torres
El proyecto es arbitrario, inconsulto y antidemocrático. Es más, esa Resolución que iba a emitir el Consejo General de Educación nunca se difundió. Resultó una “misión imposible” hallarla en las páginas de Educación (DGCyE). Ningún medio la publicó, ni la derecha de Juntos, pese a que, con cinismo y especulación electoral, decían que cualquiera podría pasar de año y se terminaba la repitencia.
Quienes atacaron la educación de 2015 a 2019 con el presupuesto más bajo, ajuste a la docencia, precarización y baja salarial del 25%, despotrican porque “se desterraba todo símbolo de meritocracia”, como Vidal y su ex vice ministro de Educación, Sergio Siciliano, Ritondo o Finocchiaro, el ex ministro de Macri.
¿Es la repitencia el problema?
Criticaron solo ese aspecto, quizás el más progresivo, que cuestiona el sentido de la repitencia cuya matriz tiene 110 años, con resultado negativo ya que conlleva sobreedad, desánimo y abandono. Por eso se la desechó en Alemania, Noruega, Países Bajos y buena parte de Europa, en Japón, Chile, Uruguay o Paraguay. Acá, 8 provincias avanzan con otro régimen de promoción, incluida CABA, donde Larreta aplica eso que critican.
Decimos hipocresía y especulación porque Siciliano aclaró: “estoy en contra de la repitencia, no contribuye, no soluciona la problemática de la enseñanza”. Y exponentes del privatismo educativo como Guillermina Tiramonti, ex funcionaria de Vidal, sostienen: “El sistema de repitencia es la puerta de entrada a la deserción. Hay consenso, las estadísticas nacionales e internacionales, todo el mundo está de acuerdo en que la repitencia no sirve”.
El problema no está ahí, aunque se propone pasar de la promoción por año a la aprobación y acreditación por materias con “hasta dos materias pendientes de años anteriores en cada agrupamiento vertical” donde no se recursen las aprobadas.
Los grandes medios dijeron que el proyecto “está escrito adrede para que nadie lo entienda”. Falso, es claro en su orientación, pero no la compartimos y llamamos a rechazarla, aunque denunciando el cinismo de esta derecha, porque el PJ plantea así muchas de sus propuestas antieducativas.
Las chicanas de Juntos conllevan críticas implícitas a la docencia, estudiantes y familias a quienes consideran manipulables, promotores del menor esfuerzo y responsables en definitiva de los déficits educativos. En realidad son consecuencia de las políticas de los gobiernos capitalistas en estos 70 años, y difíciles de revertir si no se resuelve lo social, con 6 de cada 10 niñes y adolescentes pobres (61,6%). Y se arranca mayor presupuesto, más salarios, aulas, cargos, becas…
Sentido político de la educación y proyecto de país
Con desprecio hablan de un supuesto “pobrismo educativo” y lo contraponen a su idea de “excelencia”. Dicen que se iguala para abajo, desacreditando a la docencia y su rol social. Lo hacen para negar toda dimensión política y social en la práctica educativa. Por eso machacan con que la escuela busca “conducir con la ideología, donde un discurso político predomine sobre el saber”.
Pero no hay educación “neutra”: las decisiones sobre qué educar, con qué contenidos y orientación, cómo evaluar y promover están determinadas mayormente por los intereses de la clase dominante, que ve a la escuela como auxiliar de la renta capitalista y para la “contención” de lo que el sistema no contiene.
Buscan acortar materias, contenidos y carreras, formar mano de obra según la necesidad patronal, que centra en lengua y matemáticas y reniega de las ciencias y las artes, en un proyecto afín a la economía primarizada, que casi no agrega valor, con un “desarrollo” basado en el monocultivo, el extractivismo y los servicios que no requiere de saberes complejos y reserva la formación de calidad a quien pueda pagarla.
Eso expresa el proyecto de Sileoni-Kicillof. Lo debemos rechazar y luchar por transformar la escuela en un espacio para la construcción de conocimientos socialmente significativos. Una educación crítica, contrahegemónica, reflexiva y al servicio de las mayorías sociales.
Más allá de la chicana electoral, no hay “grieta” educativa
La derecha pone en agenda su idea de meritocracia, de premios y castigos. Con cinismo dicen que se bajan los días de presencia, pero Larreta plantea 25 inasistencias y Sileoni 28. En CABA, además, por la Resolución 970/22, eliminaron la repitencia en 1° y 2° año y flexibilizaron la cantidad de materias previas en 3°, 4° y 5° para pasar de año y poder promocionar con un trabajo práctico integrador que incluya hasta 3 materias de un área.
Al igual que Larreta y Acuña, también plantean agrupar asignaturas en áreas de conocimiento, al pasar de 13 materias a solo 8 en agrupamientos verticales. Así agrupan Ciencias Sociales, Historia y Geografía; y Naturales, Biología, Fisicoquímica, Introducción a la Física y Química.
Introducen la “Cursada de materias a contraturno” y las “Materias de duración cuatrimestral” que cuestionan la carga y tarea docente. Al igual que el PRO, el PJ plantea “instancias de intensificación de la enseñanza y estudio para materias pendientes”. Para eso Sileoni habló de mayor inversión y Zarlenga, representante de SUTEBA en el Consejo General, habló de 3.000 cargos de coordinares distritales de apoyo a las trayectorias educativas y 30.000 módulos de apoyo e intensificación (docente tutor o particular).
Así explica Sileoni esas nuevas tutorías: “cuando alguien está mal en una materia, lo vamos a ayudar a contraturno, con clases los sábados, con un profesor que acompañe”. Esos cargos y módulos remontan a los ATR o FORTE, con contratos a término, horarios flexibles y trabajo los sábados, sin estabilidad ni acceso al régimen de licencias y menor salario. Una precarización inaceptable.
Según el macrismo, “no se plantean las prácticas profesionalizantes”. Es decir, pasantías estudiantiles en empresas de Larreta y Acuña, que denunciamos al forzar a estudiantes a ser mano de obra gratuita y precarizada para la ganancia empresaria.
Pero Sileoni sí introduce esa relación escuela-empresa y la llama “Articulaciones formativas para estudiantes de 6to año” para su inserción al ámbito laboral, con 4 días en la escuela y el 5º en la empresa, con “participación de otros actores que enseñan” y materias que podrán dictarse en forma bimodal.
¿Quién decide? ¿10 personas o un Congreso Pedagógico?
Sileoni quería aprobar su reforma, con 10 personas del Consejo General de Educación, sin consulta ni deliberación en las escuelas. En ese Consejo hay 3 representantes del Frente de Todos, 3 de Juntos y 4 de los gremios. Antidemocrático e ilegítimo, al burlar su propia ley provincial de Educación, ya que se deben votar en elecciones anuales y obligatorias, de la totalidad de docentes de escuelas estatales (Art. 99º). La ley fija que “los Consejeros durarán un año en su función” (Art. 100º), pero la última elección fue en 2009, con lo que llevan 14 años atornillados.
Hablan de una “consulta”, pero limitada a directivos e inspectores, incluso parcial y en 2 reuniones en todo el 2022. Apenas hubo una jornada con docentes en el año, que no analizó esta resolución, sino un texto general de SUTEBA. De democrático, nada.
Democratizar el gobierno educativo y sus transformaciones
En un verdadero Congreso Pedagógico o “Congreso Nacional de Educación donde seamos les docentes, les estudiantes y el conjunto del pueblo quiénes decidamos qué educación necesita nuestro país”, como aprobamos con la Multicolor de SUTEBA, se debaten ponencias, mociones, documentos, instancias pre-congresales y votación democrática. Con delegades con mandato y por voto democrático, sin injerencia de la Iglesia y demás sectores privatistas. Para definir las transformaciones que requiere la escuela pública.
Es grave que quieran avanzar en reformas antieducativas del Banco Mundial, la OCDE, el FMI y los sectores privatistas, en el mayor distrito del país. Si bien dijeron que se posterga, debemos debatirlo en las escuelas, rechazarlo y exigir un Congreso Pedagógico y democratizar el gobierno educativo.