Con Bodart, vamos por más y mejor izquierda. Buenos Aires, provincia rica y pueblo pobre

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Kicillof hace campaña jugando con un supuesto dilema entre “más derechos o la derecha”. Pero aplica el ajuste de Massa, el FMI y las corporaciones con aval de la derecha macrista y un Milei que exige aún más. Si despejamos el relato, persiste esa realidad de provincia rica y pueblo pobre. ¿Cómo revertirlo? La precandidatura de Alejandro Bodart a gobernador por el MST en el FIT-Unidad apunta a patear el tablero.

Escribe: Francisco Torres

El eje de campaña de Kicillof es vender que iríamos “Derecho al Futuro”. Juega con un falso contraste entre “derechos o derecha”. Machaca con eso en cada acto o marketinera “inauguración” de campaña.

En un reduccionismo funcional a la política del Frente de Todos de aparecer como el “mal menor” ante la derecha, el gobernador plantea una falsa dicotomía al decir que “el dilema de este año será entre la derecha y los derechos”. Porque es su gobierno el que aplica gran parte de la agenda de la derecha y el Fondo.

Al pagar salarios que no superan la canasta de pobreza a docentes y enfermeras o apañar a las patronales privadas para pagar miseria y precarizar, su gobierno es el que recorta o ajusta por inflación los presupuestos de salud, educación, empleo, vivienda, medioambiente o los derechos de la mujer y las disidencias.

El PJ gobernó la mayoría de estos 40 años

No son originales al apelar a la “herencia” recibida cuando sus ministros repiten que “hacen” muchas obras o supuestas inversiones, pero que nada “alcanza” por lo heredado de Vidal y Macri. Como “la única verdad es la realidad”, según dijera el general, la realidad es que el PJ cogobernó con Vidal y le aprobó todas sus leyes y presupuestos de ajuste por 4 años junto al endeudamiento exponencial que nos cargó, cosa que requería de una mayoría especial de los dos tercios de los votos en ambas cámaras de la Legislatura. Es decir, votaron “Todos y Juntos”.

En especial Massa, que se reunía con Vidal prestándole sus servicios y votos en la legislatura a cambio de cargos en el Banco Provincia, Contaduría, Tribunal de Cuentas, Defensoría y otras dependencias. También los intendentes del PJ y sus encuentros con funcionarios de Vidal, algunos públicos y la mayoría reservados para canjear votos a cambio de prebendas.

Además, el PJ gobierna y gobernó la Provincia durante el 80% de los 40 años de esta “democracia” para ricos. Esa transa a espaldas del pueblo y sus votantes, pactando con la derecha de Juntos, ha seguido estos años para aprobar los presupuestos de ajuste de Kicillof, sus paquetazos impositivos y un mayor endeudamiento que aumenta la hipoteca provincial.

Ajustan en salud y demás presupuestos sociales

Con el FIT-Unidad movilizamos y rechazamos el Presupuesto 2023 y los anteriores, ya que implican más ajuste, más plata a seguridad y represión y mayor endeudamiento y empleo precario. Porque hay importantes recortes en Salud, Educación y en otras áreas sociales, mientras aumentaron un 129,5% el presupuesto para Seguridad, destinando más de $ 600.000 millones.

Esa montaña de plata para un facho como Berni y la maldita Bonaerense supera toda la plata que destinan para los ministerios de Salud, de Trabajo, de Mujeres, Géneros y Diversidad, de Ambiente, de Vialidad y el Instituto de la Vivienda. Por eso no hay grieta al votar Todos y Juntos. Prioridades…

Con el presupuesto aprobado con la derecha, Kicillof redujo las partidas en Salud al 6,5%, cuando en 2022 fueron del 7,1% sobre el Presupuesto total (ver gráfico). Es decir, menos plata para atender a la gente y menos salario para el equipo de salud, que luchó con paros y movilizaciones encabezado por CICOP, además de enfermería y residentes.
Hay 80 hospitales provinciales, 220 municipales y 1.500 centros de salud, en su mayoría municipales. Mientras que el Posadas es nacional. Pero los problemas estructurales siguen sin resolverse pese a la lucha de los equipos de salud: retraso salarial, precarización en los municipios y sueldos en línea con la indigencia, además de la falta de presupuesto y un sistema sanitario fragmentado.

Durante la pandemia y desmintiendo la supuesta prioridad por lo público, Kicillof metió mano en la caja del IOMA, es decir, la obra social y los aportes de estatales y docentes, para darle $ 400 millones al mes en créditos a tasa cero a las clínicas y sanatorios, a devolver en años… prioridades opuestas a las que planteamos desde el MST al reclamar unificar todo el sistema de salud bajo gestión estatal y control de sus trabajadores, para que la salud sea un derecho y no un negocio.

Vamos por más y mejor educación

Lo mismo pasa con Educación, al aumentar los millonarios subsidios a los colegios privados, mientras rebajaron este año el presupuesto educativo al 26,4% respecto del 26,6% de 2022, sobre el Presupuesto total. Este porcentaje está incluso por debajo del 28% y 27% que destinó Vidal en 2015 y 2016. Y del 33,2% al 29,6% de Scioli, entre 2008 y 2014 (cuadro).


Lejos de su relato “estatista”, Kicillof mantiene la línea privatista de Scioli, Cristina y Vidal, al tener el 27,5% de la matrícula en colegios privados, pese a la fuerte caída de esa matriculación en la pandemia y hasta hoy. Un elevado privatismo educativo, si vemos que solo “el 20% de estudiantes de América Latina asiste a escuelas privadas” 1.
Como prueba de eso, Kicillof volvió a subir fuerte los subsidios a la Iglesia Católica y demás patronales de la enseñanza privada. Los duplicó respecto al año pasado al aumentarlos un 117% y pasar de $ 96.644 millones en 2022 a $ 209.545 millones en 2023. Una montaña de plata a manos de quienes comercian con la educación. Con eso se podría dar un aumento mensual de $ 60.000 en todo el año a los 303.300 docentes de las escuelas públicas bonaerenses.

Otra vez, prioridades que solo cuestionamos desde la izquierda con proyectos como el de Alejandro Bodart para eliminar esos subsidios y volcarlos a la escuela pública, disponiendo la estatización de todo establecimiento que cierre o quiebre para garantizar los cargos y derechos docentes junto a la matrícula escolar.

A su vez, ante la legislatura, el gobierno reconoce las carencias estructurales del sistema educativo bonaerense, el segundo de Latinoamérica, al afirmar que “la provincia tiene un déficit histórico en materia de infraestructura, acumulando una desinversión del 50,6% en términos reales”. Pese a esto, destina poca plata a resolver el drama de los edificios escolares.

Para taparlo, Kicillof con sus ministros e intendentes hace profusos anuncios, como las 158 escuelas que dicen haber inaugurado. En realidad eso no llega ni al 1% de los 20.500 establecimientos educativos de la Provincia. Ante el reclamo que hacemos desde el FIT-Unidad y SUTEBA Multicolor, el ministro Sileoni se ataja. Dice que nada “alcanza” por lo grande de la Provincia y la herencia de Vidal.

Pero con solo los 387 millones de dólares que pagan este año a los bonistas buitres de la deuda, se pueden construir nada menos que 200 jardines y 160 escuelas nuevas, generando miles de empleos. Es decir, 360 nuevas escuelas serían más del doble de lo hecho en 3 años y medio de gobierno. Por eso insistimos, la deuda es con la educación. Prioridades que solo planteamos con el MST y el FIT-Unidad.

El gobierno también insiste con su propaganda sobre las supuestas “5 mil obras de refacción, ampliación y mantenimiento de establecimientos educativos”. Pero eso significa que no hicieron ni un arreglo en el 76% de los establecimientos, es decir, en 3 de cada 4 escuelas ni una refacción. Para cortar con tanto relato, demandamos un plan real de refacción y construcción de nuevas aulas, jardines y escuelas, pero bajo control de docentes, estudiantes y familias, definiendo las prioridades, el destino de los fondos y los avances de obras.

La necesidad de más viviendas, trabajo y defensa del ambiente

En el tema de viviendas, el descaro es total. El déficit habitacional es de un millón de viviendas y ya en 2020 Kicillof prometía construir 33.000 casas nuevas para fines de este año. Pero a enero, sólo había 11.000 en obra, con lo que tardarían más de 300 años en cubrir el déficit.

Encima, volvieron a ajustar el ya mísero presupuesto del Instituto de la Vivienda con una “suba” de solo el 47%, ante una inflación del 100%. Pero lo que sí aumentaron fuerte, un 120%, son los $ 195.300 millones para pagar “Servicios de la Deuda”2. Con esa plata se pueden construir 20.000 viviendas populares y crear 100 mil puestos de trabajo. Una vez más, prioridades.

Ajustan también al ministerio de Ambiente, como reconoció López de Hacienda a la Legislatura, al destinar este año solo $ 11.969 millones, lo que implica ajuste por inflación, al “subir” apenas el 47,1%. Así vemos a la ministra Vilar que habla de un “ambientalismo popular”, pero impulsa la depredación y criminaliza a las comunidades que defienden los ecosistemas. Habla también de “transición energética”, pero impulsa las petroleras off shore en nuestras costas.

Con Kicillof, el uso de agrotóxicos sigue aumentando. Los ataques a espacios verdes, humedales y reservas tampoco cesan al priorizar el negocio inmobiliario. Muchas fábricas contaminantes en los barrios afectan la salud de miles, por eso impulsamos la lucha junto a las asambleas ambientales por presupuesto real y todos los reclamos. Donde decidan las comunidades y no el gobierno al servicio del saqueo ambiental.

La provincia más rica, un pueblo pobre e indigente

El relato oficial sobre “derechos o derecha” intenta barnizar una realidad de continuidad con el ajuste y endeudamiento del gobierno anterior. Buenos Aires es la provincia de mayor peso económico, con las tierras más fértiles y productivas y la mayor concentración de empresas, pero la pobreza en la infancia trepa al 66%, con más de 3,3 millones de pibes que sufren privaciones.

Hay también medio millón de jóvenes que ni trabajan ni estudian. Un alarmante 45% de bonaerenses en la pobreza y 10% en la indigencia, 7% de desocupación y 10,4% de subempleo, peor aún entre las mujeres y jóvenes. Un combo que hace del conurbano un polvorín social.

Con este gobierno como con Macri, tener un trabajo formal es ser pobre y ni hablar de quien no lo tiene. Y como preguntará Bodart al lanzar su candidatura a gobernador, ¿qué futuro tiene la juventud? Si no trabaja, no ha podido estudiar, no se ha podido ir de la casa familiar al formar la suya porque alquilar es un lujo. Ningún gobierno les ofrece alternativa o, cuando se la ofrece, es de un narco o la maldita policía corrupta para que salga a robar o transar.

Es la salida que brinda este sistema injusto que debemos cambiar en defensa propia. Porque el Frente de Todos, Juntos o Milei repiten que “la juventud es el futuro”, pero bajo el capitalismo semicolonial y dependiente que gerencian, la precarizan, la dejan sin derechos ni futuro. Si queremos realmente solucionar los problemas, tenemos que tocar los intereses de los ricos y el FMI.

Solo así podremos lanzar un plan de shock de inclusión educativa y laboral juvenil, con becas para terminar la secundaria y un programa masivo de primer empleo sin precarización y con un salario mínimo igual a la canasta familiar.

Bodart gobernador para dar vuelta todo

Hay recursos para acabar con la pobreza, generar empleo genuino con salarios dignos, más salud, educación y viviendas. La provincia incuba un estallido social si siguen los mismos. Para evitarlo, habría que tomar medidas que no están en la agenda de Kicillof ni de Cristina y menos de Massa. Tampoco de Santilli, Larreta, Bullrich o Milei.

Plata hay y mucha, porque la provincia es el corazón productivo del país con el 36% del PBI total, el 40% de las empresas manufactureras, 30% de los puertos comerciales y el 37% de las exportaciones, que son récord en 13 años al sumar 33.000 palos verdes en 2022. Esas riquezas implican casi 8 billones de pesos, mucho más que todo el Presupuesto provincial. Hay también una gran concentración de la tierra en pocas manos, con 1300 familias dueñas del 36% del suelo bonaerense.

Ahí están los recursos, si ajustamos a los ricos con impuestos progresivos y fuertes retenciones para que paguen más los que más tienen. A su vez, no podemos seguir pagando una deuda que nunca se investigó. Creemos que para frenar esa sangría eterna hay que investigar la deuda y no pagar ni un dólar más al Fondo ni a los bonistas. Así podríamos volcar fortunas a resolver la catástrofe social a la que nos han traído.

A aumentar salarios, jubilaciones y programas sociales. A crear empleo sin precarización, con un plan de obra pública y viviendas populares. Anular los tarifazos y reestatizar las empresas privatizadas, pero bajo control de trabajadores y usuarios. Terminar con las dietas y privilegios de legisladores, gobernantes y jueces. Donde todo funcionario político gane como una directora de escuela, use la escuela y el hospital público.

Es decir, una agenda para solucionar los problemas de la gente. Con la precandidatura de Bodart a gobernador, vamos por eso. Al servicio de la unidad y por más y mejor izquierda.

1. Informe: Noticias ONU, 7 Diciembre 2022.
2. Artículo 2º del Presupuesto 2023.

 


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