Cachetazo electoral. Un freno a la motosierra de Milei

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Esta elección vino también con sorpresa: Milei y sus librefachos recibieron un cachetazo que los ubicó segundos para el balotaje. Actuaron las reservas democráticas y de reconocimiento hacia las demandas sociales, marcando un límite a esta ultraderecha en versión argenta. Un proyecto que debemos derrotar.

Escribe: Francisco Torres

El liberfacho y su alianza antiderechos, entreguista y de ultraderecha que acompaña la defensora de genocidas, Victoria Villarruel, encontró un primer límite. Porque incluso en su acto de cierre, Milei se jactaba de llegar a presidente en primera vuelta. ¿Qué pasó?

Milei: “Estamos padeciendo que nos confiamos”

¿Por qué quien ganó las PASO, salió primero en 16 provincias y capitalizó el voto bronca y el castigo a las dos coaliciones de la partidocracia que gobiernan o gobernaron, como el PJ y Juntos por el Cambio, salió segundo y bajando en el porcentaje total de votos?

En esta elección hubo 3.1 millones de personas más que fueron a votar, pero Milei captó una módica porción de esos nuevos votantes, apenas un 9.7% más de sus votos de las PASO. Lejos de ganar en primera vuelta como anunciaba, sumó ahora el 29.98% de los votos, contra el PJ que escaló al 36.68% y quedó a 3.4% de ser quien ganara en primera vuelta, si superaba el 40% y sacaba 10% al segundo. De ahí el susto que se pegaron en el bunker de Milei, las caras largas y la negativa a dar declaraciones de Villarruel y Marra. Con Milei hablando tarde ese domingo.

¿Qué pasó para llegar a este resultado, que obligó a un verborrágico Milei a leer un discurso acartonado, repitiendo las palabras “juntos” y “cambio”, en su intento de atraer a Bullrich y sus votantes? Es que después de ganar, Milei y sus acólitos se cebaron, al sentirse impunes, ganadores e imbatibles, se largaron a decir las barbaridades que expresa su proyecto.

Mostraron su verdadero rostro y eso terminó, sanamente, por espantar a muchos que pensaban votarlos para castigar a “los mismos de siempre”. Creyeron tener un respaldo social que no era tal, diciendo contar con “las fuerzas del cielo”, pero la realidad los bajó a tierra de un hondazo.

Ahora dan muestras de desesperación, oportunismo y delirio, llegando a plantear un ministerio para el Frente de Izquierda y decir que somos quienes más sabemos de lo social, luego de tildarnos de zurdos de mierda y fracasados… Pero con esta gente, ni a la esquina.

Reservas democráticas ante tanto negacionismo

Ya en los debates presidenciales, Milei dio luz verde al repetir el discurso de Videla, Massera y la Junta Militar asesina al negar los 30.000 desaparecidos y decir que solo hubo “excesos”. Al hablar de una falsa “guerra” para negar el terrorismo de Estado, el robo de bebés, las torturas, secuestros y asesinato de luchadores, avalados por el empresariado, los yanquis, la Iglesia y la burocracia sindical.

Insisten en negar la más oscura página de nuestra historia moderna, juzgada y condenada incluso por una justicia clasista y patronal. En un hecho inédito en el mundo, solo comparable con los juicios a los nazis, al ser el único pueblo en lograr que la justicia civil condene un genocidio cometido por el Estado, aunque falte para acabar con la impunidad.
Como dijimos este 24M en la Plaza, a 47 años del golpe genocida, para que lo sepan las nuevas generaciones y lo recuerden las no tan nuevas: la dictadura militar desapareció, torturó y asesinó a miles y miles de militantes populares; robó cientos de bebés, muchos de ellos apropiados por los represores; organizó más de 600 centros clandestinos de detención, tortura y exterminio y ejecutó los “vuelos de la muerte”.

Además, suspendió y prohibió los partidos políticos, censuró la prensa y prohibió listas enteras de artistas e intervino los sindicatos. Eso niegan los liberfachos al hablar de “excesos”, porque saben que su motosierra contra la clase trabajadora y el pueblo demanda una violenta represión. Pero como dijimos, encontrará rebelión.

Ningún ajuste pasa sin represión

Por eso apuntan a criminalizar las luchas y atacar derechos democráticos como el de protesta, manifestación o huelga. Imprescindibles ya que solo la movilización social es garantía para conquistarlos, defenderlos e ir por nuevos. Por eso humillan y piden cárcel para los que cortan calles, reclamando trabajo genuino, con un fuerte odio de clase, racista y político.

Al creerse habilitados para decir lo que piensan hacer, se fueron de boca. En eso Milei no siguió a su ídolo Menem, quien reconocía con descaro: “Si decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie”. La soberbia le pesó al liberfacho y le pasó factura en un país que se vio sacudido por multitudinarias movilizaciones, huelgas generales, semiinsurrecciones, luchas populares y de la clase trabajadora, defendiendo conquistas y derechos democráticos que tumbó a la sangrienta dictadura de Videla y otros genocidas que Villarruel visita en la cárcel, único lugar en el que tienen que estar.

Al enfrentar también asonadas militares de los carapintadas, exigiendo impunidad. Una Argentina en la que movilizamos contra el punto final y la obediencia debida de Alfonsín, los indultos de Menem en los 90 y la derogación trucha de las leyes de impunidad en 1998, hasta lograr su nulidad y reabrir los juicios a los genocidas en 2003. O al derrotar en las calles el intento de la Corte de beneficiarlos con el 2×1 en 2017.
Los ultraderechistas se equivocaron y lo pagaron. Pero el liberfacho sigue en carrera, suma apoyos y el gobierno de Massa, el PJ y el FMI no es opción para derrotarlos, más allá de que canalizaran el “voto útil” de millones que mastican bronca, defraudados por el ajuste que aplican.

La definición del voto no fue solo económica

A su vez, Milei se ocupó de alarmar a quienes sufren la crisis, pero se espantaron con la irresponsabilidad del libertario al alentar la corrida del dólar que se traslada impiadosa a los precios y estimular la corrida bancaria, al llamar a retirar depósitos y plazos fijos, con Marra vendiendo dólares a un precio récord en sus actos, alentando las tendencias a una hiperinflación que les facilite avanzar con su dolarización.

Milei actuó como futuro presidente y pidió que no se tomen medidas en lo que queda de mandato. Pero derrapó al insistir en privatizar las jubilaciones y volver a la estafa de las AFJP, entregar los trenes y eliminar los subsidios, lo que implicaría un brutal tarifazo al pueblo trabajador. Lo mismo contra la salud y escuela estatal, en un país que defiende y valora lo público.

También derrapó al atacar derechos de género como con el atroz proyecto de Lilia Lemoine para que los varones renuncien a su paternidad, o Benegas Lynch, “prócer” ideológico de Milei, ridiculizando de forma grotesca que se de la ESI (Educación Sexual Integral) en la escuela pública, al servicio de su propuesta de privatizar colegios, o plantear privatizar las ballenas y el mar para resolver “el problema del medio ambiente con asignaciones de derechos de propiedad” con Milei diciendo que “una empresa puede contaminar el río todo lo que quiera. ¿Dónde está el daño?”, y que si se privatizaran, acabaría la contaminación.
Todos proyectos antiderechos en un país donde la marea verde conquista demandas de género y la diversidad y la lucha socioambiental tiene la juventud al frente. Así se dieron más tiros en los pies, con las barbaridades de Marra diciendo ser “español” al defender su historia de la conquista y colonización. O Diana Mondino que sería canciller, al plantear que los kelpers decidan la soberanía en Malvinas. Su borrachera triunfalista los embriagó y generó el rechazo de amplios sectores.

Con la casta, al infinito y más allá… No pasarán

Quien decía ser anti-casta, salió a ofrecer ministerios a Bullrich, Macri, Randazzo o Schiaretti, diciendo que comparten los mismos “valores”. Así se plantea gobernar “con los mismos de siempre” para intentar un ajuste mayor al que pide el FMI, el que no pasa sin represión. Para eso necesitan una fuerza y respaldo que no tienen tirando por la ventana toda su prédica al convocar a esa casta que decía aborrecer. Como dijera Groucho Marx, aunque sin ser cómico: “Estos son mis principios si no le gusta, tengo otros”.

El PJ logró capitalizar el miedo a esta ultraderecha, al aparecer como un supuesto “mal menor”, cuando dijeron “volver para ser mejores”, pero agravaron los ya críticos indicadores económicos y sociales del macrismo. Al igual que Lula con Bolsonaro, son responsables de que Milei llegue llegue acá. Por eso vamos a luchar para enfrentar y derrotar a los liberfachos y al ajuste del Fondo y las corporaciones, lo aplique quien lo aplique.

 


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