Mientras el gobernador encabeza su fría y costosa campaña presidencial, los escándalos que involucran a su policía siguen explotando. Luego de comprometerse a que cualquier funcionario imputado renunciaría, ahora De la Sota sostiene al jefe de policía Julio César Suárez, luego de que la justicia lo imputara por amenazar al periodista Dante Leguizamón y al fiscal Pablo Molina, que investigan un caso de gatillo fácil.
A principios de diciembre de 2013, un acuartelamiento policial en reclamo de aumento salarial desencadenó una crisis de saqueos y exigencias de las fuerzas de seguridad, que se extendió rápidamente al resto del país. Sólo en Córdoba hubo 1000 saqueos, cantidad 10 veces superior a la registrada en todo el país durante las jornadas de diciembre de 2001.
Con más policías sólo aumenta la inseguridad
Este acuartelamiento selló el fracaso de la política represiva del gobierno que policializó la provincia, duplicando en sólo 6 años la cantidad de policías, pasando de 11.800 efectivos en 2007 a 22.000 en 2013. Así Córdoba se transformó en el territorio con más policías por habitante del país – 1 cada 150 cordobeses-, contrastando con la provincia de Buenos Aires por ejemplo, donde hay un efectivo cada 330 habitantes.
Esta saturación policial profundizó las políticas de persecución, se aplicó un código de faltas con el que se instaló un virtual apartheid contra los sectores populares y juveniles, pasando sólo en 2013 de 11.000 detenciones anuales a 77.000. Otro blanco elegido sobre el que desató su furia la policía de De la Sota fue por supuesto, los trabajadores y sectores en lucha. Quedando marcadas en la memoria la violenta represión desatada contra los trabajadores que enfrentaron la reforma jubilatoria en 2012 o la reciente contra los que enfrentaron la aprobación de la nueva ley de ambiente.
En las antípodas de la seguridad y comandados por el ex ministro de seguridad, Alejo Paredes (chofer y colaborador del genocida Yanicelli) los altos mandos de la policía aprovecharon la nueva estructura para profundizar sus vínculos con el narcotráfico y el delito organizado. Como quedó demostrado en la investigación por la que hace un año quedó detenida la cúpula de la división Drogas peligrosas, acusados de comandar una red de producción y venta de cocaína a gran escala.
Amenazas, desigualdad y decadencia política
A un año de la crisis política desatada por los saqueos y el acuartelamiento policial, resulta preocupante ver la impunidad con la que el jefe de policía amenaza públicamente a un periodista y hace lo propio con un fiscal. Hace recordar que desde aquel entonces, nada ha cambiado en la institución y mucho menos en el gobierno. Si bien los vínculos de la cúpula policial con el delito organizado se disimulan con más pericia que antes, es evidente que sólo se han profundizado. Al igual que las políticas de ajuste que lleva adelante el gobierno provincial, que continúan aumentando la tensión social y garantizando el aumento de la desigualdad, telón de fondo de la crisis de diciembre pasado.
La decadencia del peronismo y de la oposición cordobesa es el carril por el que se desarrollará la perspectiva política provincial los próximos meses. La abultadas cifras invertidas en la trasnochada campaña electoral de De la Sota contrastan con la mísera oferta de bono navideño, con la que el gobierno pretende poner paños fríos a un fin de año que amenaza con ser conflictivo. Y también impone la urgencia de avanzar en la construcción de una alternativa política que se oponga férreamente al ajuste y pelee por recuperar la provincia de las manos del bipartidismo, construyendo un modelo de provincia al servicio de las mayorías trabajadoras.
Marcelo Maceiro
Hace falta una policía socialmente comprometida y democrática
Estuvimos con Adriana Reartes, Secretaria General del SEPPAC (Sindicato de Empleados Penitenciarios, Policiales y Afines de Córdoba) conversando sobre la situación de la policía en Córdoba. A continuación, extractos de ese diálogo:
“No pensé que lo imputarían a Julio César Suárez por la vinculación política que tiene, está puesto por De la Sota y es un títere manejable.”
“La corrupción interna es muy grave, los Jefes mandan a hacer número de detenciones con el Código de Faltas”. “Hay policías que denunciaron al Comisario por esto y por eso los persiguen y los trasladan”.
“Con Paredes de Ministro esto se agravó. Crecieron los hechos delictivos, los numerosos controles vehiculares y el Código de Faltas no bajan el delito”.
“La corrupción policial viene desde arriba, roban y trafican para la Corona”.
“Acá peleamos por un sindicato, pero el gobernador y Paredes quisieron hacer un sindicato controlado por ellos para tener su propia fuerza armada”.
“Hace falta una policía socialmente comprometida y democrática. Estamos viviendo bajo una dictadura policial impuesta por el Gobernador”.
“La policía tiene que trabajar con la sociedad. Tiene que poder defender sus derechos. Que no te echen porque hiciste un reclamo, denunciaste al comisario o no le gustaste al jefe”.