Para hacer un balance, lo primero es decir que el paro del 9 fue contundente en todo el país. Ciudades y calles semivacías transformaron un martes en domingo o feriado. El paro del transporte fue total y eso fue decisivo. Las acciones de la izquierda contribuyeron a desalentar los intentos de sectores carneros y las presiones patronales a sus trabajadores. Ante una burocracia impresentable y los ataques del gobierno y la patronal que cuestionan su utilidad, se impone la continuidad hasta lograr los reclamos.
El 9 no hubo trenes, aviones, colectivos, buques ni subte. Tampoco funcionaron las estaciones de servicio y los peajes. Los camioneros paralizaron el transporte de carga, de caudales, el clearing y hasta la recolección de residuos. En las escuelas, fue casi total; muy fuerte en los hospitales; impactó en las reparticiones estatales y la administración y se sintió también en las universidades.
Con lógicas desigualdades, esa postal se repitió en casi todo el país. Aunque el 5º paro al gobierno K fue un tanto menor, incluso si se compara con el del 31 de marzo. Entonces pararon más sectores industriales. Caló dio “libertad de acción” en la UOM y hasta la Alimentación y Bancarios pararon.
El paro llegó tarde como para ser la continuidad obligada de esa medida, no hubo 36hs y la burocracia cegetista impuso otro paro dominguero que los sectores combativos intentamos revertir. En ese contexto, la CTA Autónoma llamó a marchar el 8.
El paro llegó tarde al permitir al gobierno y los patrones cerrar paritarias claves como la de bancarios o aceiteros, que rompieron su tope salarial del 27%. Antes Comercio, UOCRA o UOM corrieron a firmar, serviles al gobierno K. Yasky quiso carnerear y volvió a fracasar.
Lo central es que el movimiento obrero se hizo sentir con fuerza. Pese a ser un paro aislado sin preparación ni levantar un amplio pliego de reclamos. La burocracia siguió centrando en el tema “ganancias”, sin reclamar un salario de $ 12.000 para todos, combatir la precarización, los despidos y suspensiones, aumentar las jubilaciones, los planes y los presupuestos sociales.
Al no ser parte de un plan de lucha, se limitaba la posibilidad de lograr impacto real sobre las reivindicaciones de los trabajadores. Y la burocracia lo usa para posicionarse ante un nuevo gobierno después de Cristina. Así las ‘notas’ la dan dos impresentables: Barrionuevo al decir que se “podía dialogar” con la dictadura y Aníbal Fernández con su provocación contra los trotskos.
Por eso fuimos muy críticos de los Moyano y Barrionuevo, con los que tenemos profundas diferencias. Buscamos delimitar el sentido del paro con un accionar independiente de los trabajadores. En todo el país, el MST- Nueva Izquierda, con Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y nuestros referentes de la Corriente Sindical del MST junto a la juventud precarizada que hizo visible su reclamo en el paro, más el Teresa Vive, actuamos por darle ese carácter.
Junto a otras organizaciones o en algunos casos impulsados por nuestra corriente, protagonizamos cortes y acciones en la mayoría de las provincias; en Callao y Corrientes (CABA); en el Puente Pueyrredón; la Panamericana; a la altura del Posadas o la autopista en La Plata. Antes, difundimos nuestras propuestas en las fábricas, reparticiones, escuelas u hospitales.
Con ese balance, vamos por la continuidad, por un programa de emergencia que responda a las necesidades populares y una nueva dirección sindical y política, democrática y combativa que pelee por hacerlo posible.
Francisco Torres. Sec. Organización Federación Nacional Docente-CTA. Corriente Sindical del MST